• Dólar
  • BNA $859 ~ $899
  • BLUE $1025 ~ $1025
  • TURISTA $1374.4 ~ $1374.4

15 C ° ST 14.61 °

Unión Radio 91.3 en vivo

Las consecuencias del Trinity

Las víctimas de la explosión de la primera bomba atómica en Nuevo México: pensaron que era el fin del mundo

26 Julio de 2023 01.19

Después de que el clasificado Proyecto Manhattan llevó a cabo la explosión del primer prototipo de bomba atómica en julio de 1945, evento recreado actualmente por la aclamada película "Oppenheimer", algunos vehículos blindados Sherman se internaron en el sitio de la detonación.

En esos vehículos militares, como los que estaban siendo usados al mismo tiempo en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, iban personas con trajes de protección para verificar qué había pasado en el terreno y tomar muestras.

Inspectores en el sitio de la prueba Trinity

Esto sucedía en un punto en el desierto de Nuevo México llamado Jornada del Muerto, en el que el prototipo de bomba, llamado The Gadget, había causado una de las explosiones más grandes de la historia de la humanidad.

La explosión en la prueba de The Gadget

El éxito de la explosión llevó a que días después, en agosto, Estados Unidos lanzara dos bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki poniendo así fin a la Segunda Guerra Mundial. Los cálculos más conservadores estiman que para diciembre de 1945 unas 110.000 personas habían muerto en ambas ciudades.

Volviendo a Trinity, realizaron la prueba de The Gadget en Nuevo México porque era un desierto deshabitado en kilómetros a la redonda.O eso creían.

 En realidad sí se registró la presencia de algunos rancheros -y su ganado- a unos 20 km de distancia. Más allá, en un radio de unos 80 km, vivían miles de personas en pequeñas poblaciones, como las de la cuenca de Tularosa.

Los pobladores locales nunca fueron alertados de que a las 05:30 am del 16 de julio de 194 5 estaba programada la detonación de The Gadget. Y fue tan poderosa, que hubo quien percibió las luces a kilómetros de distancia en las ciudades de Albuquerque y El Paso.

“Me han contado cómo estaban dormidos y fueron tirados de la cama por la explosión. Y que vieron una luz como nunca habían visto antes, porque la prueba de hecho produjo más luz y más calor que el Sol”, explicó Tina Cordova, una líder comunitaria de la región, a la cadena pública estadounidense PBS en 2021. “La gente pensó que era el fin del mundo”, añadió.

Después de la prueba, la Base Aérea de Alamogordo emitió un comunicado de prensa que reportaba: “Explotó un cargador de municiones ubicado en un lugar remoto que contenía una cantidad considerable de explosivos de alta potencia y pirotecnia, pero no hubo pérdida de vidas ni de personal [de la base]”.

“Las condiciones meteorológicas que afecten al contenido de los proyectiles de gas detonados por la explosión pueden hacer conveniente que el Ejército evacue temporalmente a algunos civiles de sus hogares", continuaba la nota, según el diario The Albuquerque Tribune que la reseñó entonces.

El comunicado no ofreció ninguna explicación ni alerta de la peligrosa radiación que se generó en el lugar de la explosión.

"Inmediatamente después de la prueba, la nube resultante se movió a través y más allá del paisaje local, diseminando muchos radioisótopos diferentes. Estos incluían productos de la fisión, como estroncio, tecnicio y cesio; y productos de activación producidos por la irradiación de materiales en el dispositivo, la torre de prueba y los alrededores", explica el doctor William Kinsella, un investigador del caso de la Universidad de Carolina del Norte.

La detonación fue más potente de lo esperado, con una nube de partículas de entre 15.000 y 21.000 metros de altura. La presencia de las emisiones fue detectada a miles de kilómetros de distancia, en 46 estados de EE.UU., así como en el sur de Canadá y el norte de México. Una zona de 400 km de largo por 320 km de ancho al noreste del lugar de la explosión fue la más afectada. La mayor concentración de lluvia radiactiva se dio en Chupadera Mesa, a 48 km del sitio de prueba.

Una mujer en una charla de downwinders en Colorado

Tina Cordova, quien encabeza la organización Consorcio de Downwinders de la Cuenca de Tularosa, ha recogido testimonios de personas que sufrieron enfermedades tras la prueba Trinity, las cuales coinciden con los reportes de otras personas afectadas por radiación en sitios de pruebas en otros lugares del del mundo.

En el caso de Nuevo México, explica que en aquella época la gente que vivía allí en diversos asentamientos no tenía televisión ni radio, por lo que no se enteraron de lo que había pasado realmente.

En una región en la que en 1945 no había fuentes de agua potable, los habitantes la captaban de la lluvia o del subsuelo y la acumulaban en cisternas en las que pudo caer polvo contaminado de la explosión. Los animales de crianza para alimentarse de los que dependían también estuvieron expuestos a la radiación.

“La vida de la gente cambió para siempre, el medioambiente y sus vidas fueron invadidos por la lluvia radiactiva que produjo la prueba Trinity”, contó Cordova.

“En realidad estuvimos expuestos al máximo a la radiación como resultado de la prueba y al hecho de que vivíamos una vida muy orgánica, dependientes completamente de la tierra para nuestro bienestar”.

Tras la prueba nuclear, y con el paso de los meses y años, los habitantes locales comenzaron a enfermar. Los casos fueron surgiendo por aquí y por allá, y fue hasta mucho tiempo después que sospecharon que estaban relacionados con lo ocurrido en julio de 1945.

“Diez años después hubo gente que empezó a morir de cáncer. Gente que nunca había escuchado la palabra cáncer en sus comunidades. Soy la cuarta generación de la familia en sufrir cáncer”, aseguró Cordova.

Una vecina le contó a Córdova del caso de su tía en Tularosa, que había visitado embarazada el sitio de la detonación y cuando dio a luz su bebé nació sin ojos.

“Hubo tal falta de cuidado hacia la salud que ni siquiera cerraron el sitio a las visitas. Ya para los años 50 no había restricciones en el lugar, que era radiactivo. Si vas hoy, el sitio está rodeado de señalización de advertencia. Imagina cómo fue en los meses y años después de la prueba”, señaló la mujer.

El sitio de la prueba fue visitado por los habitantes de los alrededores. La gente hacía picnics por ahí, sin temer nada.

“Vecinos usaron acero para construir cosas como columpios para niños. Restos de lo que parecía un paracaídas fueron usados para hacer cortinas”, le explicó Cordova a PBS.

Los bebés empezaron a enfermar de problemas que por entonces pensaron que era disentería, pero luego quedó claro que no era una afección bacteriana. Cien de 100 de cada 1.000 bebés morían en el momento más agudo del problema. Un caso notable fue el de 12 niñas que fueron de campamento cerca de un río en Ruidoso, Nuevo México. Después de la prueba, vieron lo que parecía un hecho increíble: "Todos pensamos 'Oh, Dios mío, es julio y está nevando… Pero hacía mucho calor”, relató Barbara Kent, de 83 años, al diario Santa Fe New Mexican.

Nos la pusimos en las manos y nos la frotamos en la cara (...) Todas lo estábamos pasando muy bien en ese río, tratando de atrapar lo que creíamos que era nieve”, afirmó en la entrevista en 2015.

De aquellas niñas, solo dos vivieron más de 40 años, pues otras murieron de cáncer y otras enfermedades. Kent superó un cáncer de piel.

“El número total de muertes por cáncer en el mundo como resultado de explosiones de pruebas nucleares atmosféricas se ha estimado entre 2 millones y 2,4 millones, aunque estos estudios utilizaron estimaciones de riesgo de radiación que ahora están anticuadas y probablemente subestimaron el riesgo”, explican en un artículo Tilman Ruff, profesor de la Universidad de Melbourne, y su colega Dimity Hawkins, de la Universidad Tecnológica de Swinburneen, ambas en Australia (país cercano a las pruebas del Pacífico).