El expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, fue detenido de manera preventiva por orden del Supremo Tribunal Federal (STF), pese a que ya se encontraba bajo arresto domiciliario debido a una condena previa por intento de golpe de Estado. La decisión generó inmediato interés en distintas regiones del país y también en provincias argentinas como Catamarca, desde donde se sigue de cerca la inestabilidad política del gigante regional.

La medida fue adoptada luego de que su hijo, el senador Flávio Bolsonaro (PL-RJ), llamara a una vigilia frente al domicilio del exmandatario. La Policía Federal evaluó que esa convocatoria ponía en riesgo tanto a los manifestantes como a los propios agentes, lo que aceleró la intervención judicial.

El operativo se desplegó cerca de las 6 de la mañana, cuando un convoy policial llegó al condominio donde reside Bolsonaro. Según fuentes oficiales, el expresidente reaccionó con calma al momento de la detención. Michelle Bolsonaro, ex primera dama, no estaba en la vivienda en ese momento.

A las 6:35, el vehículo que trasladaba al exmandatario llegó a la sede de la Policía Federal, donde fue sometido a un examen de cuerpo médico-legal, un procedimiento habitual realizado por peritos del Instituto Médico-Legal para evitar su exposición pública. Allí permanece alojado en una sala de Estado, un espacio destinado a figuras públicas de alto rango.

Un nuevo capítulo en el frente judicial

La Policía Federal informó que actuó en cumplimiento de un mandato de prisión preventiva dictado por el STF. La causa se enmarca en el proceso en el que el juez Alexandre de Moraes ya le había impuesto arresto domiciliario el 4 de agosto, acusándolo de violar medidas cautelares al utilizar redes sociales de sus aliados —incluidos sus tres hijos parlamentarios— para difundir mensajes que instigaban ataques al máximo tribunal y defendían una presunta intervención extranjera en el Poder Judicial.

La condena previa y el planteo de la defensa

En septiembre, el STF condenó a Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión por intento de golpe de Estado. Esa condena aún no está firme y continúa en etapa de apelaciones, aunque la detención de este sábado no está directamente vinculada a ese fallo.

Un día antes del operativo, la defensa del exmandatario pidió al ministro Alexandre de Moraes que le otorgara prisión domiciliaria humanitaria, argumentando que Bolsonaro presenta un "cuadro clínico grave" y "múltiples comorbilidades" que harían riesgoso su ingreso a un penal común. Los abogados adelantaron que apelarán la condena, pero insistieron en que el expresidente permanezca en su hogar mientras avanza el proceso.

Por ahora, Bolsonaro sigue bajo custodia en la sede de la Policía Federal, a la espera de nuevas definiciones judiciales.