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Asumió el nuevo párroco de Belén

30 Junio de 2020 13.35

El domingo 28 de junio, la comunidad de Nuestra Señora de Belén recibió con entusiasmo al nuevo Párroco, el Pbro. Javier Grosso, y al Vicario Parroquial, Pbro. Javier Cisternas, quien acompañará la labor pastoral en esa amplia jurisdicción parroquial, que comprende el denominado Norte Chico de Belén.

La ceremonia se concretó en el templo y santuario mariano, siendo presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por algunos sacerdotes de los Decanato Oeste y Capital.

Luego de las palabras de bienvenida a cargo de un miembro de la comunidad parroquial, el Pbro. Rogelio Suárez, párroco de Nuestra Señora del Rosario, Hualfín, departamento Belén, dio lectura al decreto de designación del nuevo Párroco y Vicario Parroquial. 

Continuando con la ceremonia, el padre Grosso roció a todos los presentes con el agua bendecida por el Obispo. Y antes de la proclamación de la Palabra de Dios, recibió el Evangelio. 

En su homilía, Mons. Urbanc manifestó que “es una gran alegría estar en este Santuario que dice mucho a la historia de nuestra diócesis. Hoy, una vez más, para designar a un nuevo párroco, a quien ustedes ya conocen como Administrador y ahora lo tendrán como Párroco por seis años”.

Agradeció “a Dios por todos los sacerdotes que han estado acá”, y “a todos los agentes pastorales, a todos aquellos que colaboran de una manera activa en la vida pastoral de esta parroquia de Belén. Hay que seguir trabajando en la línea de los anteriores sacerdotes, quienes como pastores generosos han ido dando su vida y orientando al santo Pueblo de Dios en esta parroquia de Nuestra Señora de Belén”.

Tras reflexionar sobre aspectos de los textos bíblicos proclamados, se dirigió al padre Javier a quien “le deseo un hermoso caminar en esta comunidad”, y al padre Cisternas, “también te pido de corazón que tengas un hermoso ministerio. Sean uno, cuídense el uno al otro, hagan cosas fructíferas”. Asimismo, encomendó “el cuidado, la santidad, el buen el ejemplo de estos dos sacerdotes al Señor del Milagro y a la querida Madre de Belén”.

Seguidamente, el padre Grosso realizó la profesión de fe y el juramento de fidelidad ante el Obispo, sellados con la rúbrica del documento que registra este momento y el saludo por parte de ambos.

El Pastor Diocesano depositó en las manos del sacerdote los óleos sagrados para la administración de los sacramentos, el pan y el vino para su consagración. Y al finalizar la Comunión, las llaves del Sagrario.

Antes de la bendición final, el flamante párroco dirigió unas palabras a la comunidad confiada a su servicio y luego recibió el saludo de los presentes.