A pesar de la creencia popular, la limpieza de los filtros del aire acondicionado no debe limitarse a los meses de verano. Durante el invierno, cuando el equipo se utiliza para calefaccionar los ambientes, también se acumula polvo, bacterias y otros contaminantes en los filtros, lo que puede afectar tanto la calidad del aire como el rendimiento del aparato.

Expertos en mantenimiento recomiendan realizar una limpieza de los filtros cada dos meses durante la temporada invernal, siempre que el equipo esté en uso. En casos donde el uso sea diario, en modo calor, la frecuencia puede reducirse a cada tres semanas. Por otro lado, si el aparato se emplea con menor frecuencia, una limpieza cada dos o tres meses resulta suficiente. Cuando el equipo no se utiliza en largos períodos, es aconsejable realizar una limpieza previa a su próximo encendido.

El proceso de limpieza es sencillo y no requiere la intervención de un técnico especializado. Consiste en apagar y desenchufar el equipo, retirar los filtros (que generalmente se encuentran detrás de la tapa frontal), aspirar o cepillar el polvo superficial, y lavarlos con agua tibia y jabón neutro. Es importante dejar secar bien los filtros antes de volver a colocarlos, evitando el uso de productos abrasivos o la exposición directa al sol.

No realizar esta tarea puede tener consecuencias negativas. El equipo trabaja de manera forzada, consumiendo más energía y reduciendo su vida útil. Además, puede liberar aire contaminado con polvo, moho o bacterias, lo que afecta la salud respiratoria, especialmente en personas con condiciones preexistentes como asma o rinitis alérgica. En casos extremos, la falta de mantenimiento puede provocar fallas en el funcionamiento del aparato.

En conclusión, la limpieza periódica de los filtros del aire acondicionado en invierno es una práctica sencilla que contribuye a mantener la eficiencia del equipo y a proteger la salud de quienes habitan en los ambientes calefaccionados.