Basta con ver un par de imágenes para aseverar que estas elecciones y todas las anteriores carecen de algo de lo que últimamente se habla mucho pero evidentemente poco se hace realidad.

La inclusión y la accesibilidad en los espacios públicos en general es una gran deuda de la sociedad pero por sobre todo del Estado. 

Poco se soluciona con las rampas en las esquinas, cuando llegan días como los de hoy y un ciudadano en silla de ruedas quiere acceder a un establecimiento y las vías de ingreso no son otras que escalones. Ya estos mismos pueden ser un impedimento para una persona mayor con una andador o bastón, mucho más para quienes están impedidos de movilizarse y aún así deciden cumplir con su deber cívico.

Las rampas son una deuda en la mayoría de los establecimientos escolares, porque si bien las fotos refieren en este caso el ingreso al Colegio Fasta, la mayoría de los edificios no las tienen. 

Y a esto le debemos sumar, si de inclusión se va a hablar, que aún resta mucho trabajo para que en las instancias electorales las personas con otros tipos de discapacidades puedan acceder a sufragar de manera cómoda y amable.