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Estafa local

Líder de una banda local denuncia que los estafaron por $150 mil

Augusto Ortiz, líder del grupo musical catamarqueño "Augusto Ortiz y El Resto” hizo pública la estafa que él y otro miembro de su grupo sufrieron por parte de un sonidista que contrató.

Augusto Ortiz
Augusto Ortiz Judith Rojas

31 Octubre de 2023 17.12

Augusto Ortiz, líder de la banda catamarqueña llamada "Augusto Ortiz y El Resto”, así como su compañero Enzo Sosa, también miembro del grupo, fueron víctimas de una estafa de $150.000, presuntamente perpetrada por Alberto Ortega, a quien le habían encargado una consola de sonido con un valor de sesenta mil pesos, más una guitarra eléctrica y un amplificador, que valían noventa mil pesos en total.


El inicio de todo


En diálogo con LA UNIÓN, Augusto Ortiz contó que todo comenzó cuando buscaba servicios de sonido, ya que planeaba festejar su cumpleaños. Para ello, recurrió a Alberto Ortega, quien se ofreció para realizar este servicio y presentó un presupuesto:  “Contacto a esta persona, me pasa el presupuesto, le doy el ok, él solamente me dice, 'bueno, yo trabajo con transferencia y el resto, si querés, me lo podés dar en efectivo'”. Ante esto, Augusto reveló que no tuvo ningún problema y lo acordado se llevó a cabo con normalidad el día del festejo. En ese momento se inició lo que luego se transformó en días interminables de espera e insólitas excusas: “En el mismo día de mi cumpleaños, él me comenta que él viaja para allá, para la zona Paraguay. Dijo que se iba a traer cubiertas, supuestamente, y equipación de sonidos. Me dice: 'si necesitás sumar algo para tu banda, me avisás. Solamente me hacés la transferencia y ahí te traigo las cosas'. En ese momento le dije que bueno, que cualquier cosa me avise las próximas semanas cuando él viaje (...) porque realmente me interesaba”.

 

Una promesa que nunca se cumpliría


Sin imaginar lo que iba a suceder, Augusto contó que recibió un ofrecimiento por parte de Ortega y que decidió apostar y confiar, ya que hasta ese momento no le había dado ningún motivo para pensar lo contrario. “A la semana siguiente me llama por teléfono diciendo que él justamente iba a viajar a la noche y cualquier cosa, si necesitaba algo que me traiga de allá de Paraguay, le avise y, si no, de última, me dice, 'vení conmigo, vamos hasta allá, hasta Paraguay, y traemos las cosas. Vos comprás allá'. Y yo le dije: 'no, justo estoy con el tema de que a la mañana trabajo en el CAPE, a la tarde trabajo en la santería y se me hace imposible. Si querés te hago la transferencia, me hacés las cosas allá y me las traes'”, afirmó. Frente a esto, sintió que podía confiar y acordó en que le traería los instrumentos desde Paraguay: “Quedamos así. Me dice: 'hacerme una transferencia'. Le hago la transferencia, me dice: 'Yo, mirá, viajo hoy, vuelvo el viernes'. 'Bueno, listo, no hay drama, cuando estés acá hacemos la parte de la entrega' le expresé. 'Sí, sí, sí, quédate tranquilo', me respondió. Le digo: 'previamente, si querés, obviamente, dame una foto, algo que diga 'acá están las cosas y bueno que me hagas el recibo (...)'. 'Sí, quédate tranquilo que ya vamos a hacer las cosas y ya te traigo cuando esté de regreso', dijo.
Con el dinero en manos de Ortega, la situación se complicó. Según expresó Augusto, prometió en repetidas veces que los equipos estaban en camino, pero siempre encontraba una razón para retrasar la entrega. A pesar de los intentos constantes por contactarlo y obtener lo prometido, la situación empeoraba con cada día que pasaba.


Las mil y una excusas


El día pactado, es decir, el viernes, Augusto se puso en contacto para que el sonidista le entregara los instrumentos. En este momento, recibió la primera negativa: “Resulta que el viernes le digo: '¿Ya están hechas las cosas?', me dice: 'No, estamos acá parados todavía. Ya cuando llegue te aviso' y, bueno, acordamos así, 'ya te aviso que día regreso'. Bueno, listo”.
Sin desconfiar de esto, se contactó al día siguiente: “Lo llamo el sábado. '¿Ya están las cosas?', digo. 'Sí, lo tuyo está guardado, ya está en el camión', me dice. 'Bueno, pero la foto, necesito la foto', le digo, las pruebas, de tener las cosas. 'No quedate tranquilo. Está todo allá. Yo me había olvidado de hacerte el recibo, ya le digo a esta persona para que te lo pase', me responde. Nunca lo hizo. En ese momento ya no me mandó ningún mensaje, ninguna foto”. 
Ante esto, desistió durante un día, volviéndolo a contactar el lunes siguiente: “Luego cuando lo llamaba nunca me contestaba y lo vuelvo a llamar el lunes. '¿Ya está todo listo?'. 'Sí, ya está todo casi listo. Ya me falta hacer la parte mía, que es de las cubiertas. Ya terminó acá. Ya volvemos, ya regresamos', dice. 'Bueno, bueno, bueno, listo. ¿Cuándo, más o menos? ¿Qué tiempo será de regreso?', le digo. (...) 'Sería entre el miércoles o jueves, que ya estaremos', respondió. Resulta que el miércoles le vuelvo a mandar un mensaje: '¿Ya están de regreso?' Sí, estamos parados acá en Tafí del Valle, estamos haciendo una trayectoria lenta por el tema de que están pasando todos los controles', dijo. No sé si habrán pasado por aduana, por ejemplo, por decirte, pero bueno, yo a todos esos mensajes de audio y textos, como que no se sentía un ambiente como que estaban en un camión o en un bar, parados hasta que sea la hora del regreso. Como supuestamente estaban cerca de Tafí del Valle le digo: 'ya te quedan pocas horas'. 'Sí, sí, ya cuando estemos allá en la ciudad te aviso y hacemos la entrega', me dijo. 
Lamentablemente, Ortega no cumplió con su promesa, por lo que el músico lo contactó nuevamente unos días después solo para recibir una insólita excusa: “Bueno, resulta que el jueves a la noche le mando un mensaje: '¿Ya están acá en la ciudad?'. Me dice: 'Sí, ya estamos acá en la ciudad, pero resulta que cuando ya estamos acá, la persona, el dueño del camión me dice que falleció una persona familiar de él. Él se tiene que hacer cargo del trámite, en cuanto se desocupe viene, me abre el camión y te entrega las cosas'. 'Ah, bueno, listo, entonces, espero', le digo. Le digo el viernes, porque esto obviamente iba a tardar en hacer el trámite del velorio y todo lo demás”.
Sin dudar, al día siguiente lo contactó, solo para recibir una respuesta del mismo tenor que las anteriores: “El viernes le vuelvo a mandar un mensaje: '¿Ya podemos hacer el pacto de la entrega?'. 'Bueno, mirá, yo lo estoy llamando, mandé un mensaje, no me contesta todavía, se ve que está con el mismo trámite. Yo mañana sábado a la tarde te vuelvo a llamar y bueno, así hacemos la entrega'.
Con cada vez menos esperanzas, se contactó nuevamente: “Yo llamo ese sábado al mediodía, le digo: '¿Ya te pudiste comunicar con esta persona?'. 'No, mirá, lo estoy llamando, mandando un mensaje, todavía no me contesta. Justo ahora me surgió un laburo -porque él hace servicio de sonidos-, ya cuando termine lo vuelvo a llamar y, bueno, ahí te aviso así hacemos el pacto de la entrega', dijo. Desde ese día nunca más me mantuvo al tanto, a pesar de que yo lo llamaba, no me contestaba los mensajes. Le mandaba mensajes, tampoco me contestaba”.
El lunes siguiente volvió a intentar recibir lo que había encargado a Ortega y le pertenecía. Frente a esto, nuevamente fue ilusionado, ya que le prometió que al día siguiente sería la entrega, puesto que, supuestamente, iría hasta la casa del conductor del camión a retirar los instrumentos que le aseguró que había comprado. Naturalmente, nada de esto sucedió: “Iba a ser a las 18:30 el encuentro y me quedo ahí, pero ya eran casi las 19:15. Lo llamo y me dice: 'no, mirá, que lo estoy llamando, que hace media hora que estoy parado acá en la casa, que no lo puedo ubicar, acá está el camión. Estoy acá con la trafi'. Él también tiene una trafi, una combi y de ahí él iba a guardar las cosas del camión a la trafi e iba a trasladarse para el lugar. 'Que no, hacé lo tuyo tranquilo, porque yo le había comentado que había sacado un par de horas para luego venirme a seguir trabajando y me dice: 'no, hacé lo tuyo, yo mañana hablo con esta persona y lo voy a tratar de ubicar hasta que te entregue las cosas'. Así me seguía manteniendo durante todos los días: 'que no la he podido ubicar a esta persona' y hasta el día de ayer, que fui a la casa porque supuestamente él iba a estar ahí, iba a estar desocupado a la mañana y de ahí me dice: 'No, justo me surgió un laburo. Tengo que ir para allá', porque también hace changas, parece, de lavado de autos”.

 


La gota que derramó el vaso y la decisión de llevarlo a la Justicia

 


Al recibir esta nueva excusa, Augusto decidió comprobar si lo que decía era cierto o no. Poco tardó en darse cuenta que era una mentira más: “Le digo un compañero: 'Mirá, tratá de ubicar a esta persona. Fíjate si es verdad que está trabajando como él me está diciendo, para encontrarlo en la casa'. Lo llama mi compañero, como pidiéndole servicio de sonidos y resulta que él estaba en la casa”.
Con esta confirmación, el líder de  "Augusto Ortiz y El Resto” se reunió con el otro damnificado para confrontar al sonidista. Augusto contó lo sucedido al llegar a su domicilio: “'nosotros necesitamos solamente que nos devuelvas el efectivo, nada más, o nos transferís', le digo”. A continuación, reveló que le expresó su frustración y molestia: “'esto ya está culminando con la paciencia, estás dando vueltas, que sí, que nos vas a hacer la entrega, que estás esperando a esta persona y esta persona para mí, para nosotros no existe. Es como que nos estás haciendo una estafa', le dije”.
Finalmente, este martes Ortiz estuvo en contacto con su abogado y, ahora, busca presentar una denuncia formal contra Ortega en respuesta a lo ocurrido.