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Descansar en paz, la apuesta de Netflix con Furriel y Siciliani que cruza ficción con historia argentina

El director Sebastián Borensztein se animó a dejar el terreno de la comedia y presenta un drama que “no tiene ni un pincelazo de humor”. Charla con él y la protagonista.

Escena de Descansa en paz
Escena de Descansa en paz

24 Marzo de 2024 08.36

“Sergio, ¿vos querés a tu familia?”. Esa pregunta suena como una brutal amenaza de un prestamista a un empresario ahogado en deudas en los primeros minutos de Descansar en paz.

Se trata de un drama / thriller dirigido por Sebastián Borensztein, y protagonizado por Griselda Siciliani, Joaquín Furriel y el Puma Goity. La película, que se estrenará el próximo miércoles 27 de marzo en Netflix, tiene todos los condimentos para ser un éxito de visualizaciones e imponerse en la conversación social.

Argentina, década del '90. Un empresario que supo tener un buen pasar económico está acorralado por deudas y virtualmente sin salida posible ante las nuevas políticas macroeconómicas de liberación de las importaciones.

En el medio del relato se introduce un triste hecho de la historia del país, como fue el atentado a la Amia. Ahí, este hombre apesadumbrado elige un camino inesperado como una fuga total, para iniciar una nueva vida en Paraguay.

Griselda Siciliani (que interpreta a Estela, la esposa de Sergio, el personaje de Furriel) y el director del filme atienden vía Zoom a La Voz, y no disimulan ni el entusiasmo ni la ansiedad que les genera el inminente estreno (que ya tuvo un buen debut con premios en el festival de cine de Málaga).

“Yo tengo ansiedad. Ya nos pasaba cuando fuimos a España la otra semana, y me escribían muchos del equipo preguntando cómo la habíamos visto. '¿Cómo se ve en el cine?'. Hay expectativas en ese sentido de una cosa colectiva del trabajo que hicimos. A mí me gusta porque lo siento siempre como una celebración. O sea la película ya está hecha, no es como en el teatro, que lo tenés que hacer ahí ¡y la podés cagar! Acá la película ya está hecha y es divina, ya salió bien”, dice la actriz.

El director es de la filosofía de que una vez que ya la película está hecha ya no les pertenece. “Es del universo, viaja por ahí. La gente la ve, la valora, no la valora, le gusta, no le gusta, opina, se arma un debate. Mientras todo esto sucede, uno ya pone la cabeza en otra cosa y cambia el rumbo. Por eso es un momento importante estrenar las películas: soltar, dejarlas ir”, argumenta el hijo de Tato Bores.

–La película genera una especie de angustia, una pulsión distinta en tu cinematografía más asociada al humor. ¿Cómo fue esa búsqueda?

–Borensztein: Honestamente, lo que te generó la película es lo único que te puede generar, porque es una película que no tiene ni una pincelada de humor. Es un drama familiar, un thriller crudo, por momentos muy tenso, por momentos exasperante, que te interpela como persona, porque vos decís qué hubiera hecho yo en el lugar de este tipo. ¿Hizo bien? ¿Tomó la decisión que yo haría? ¿Yo preservaría a mi familia de esta manera o lo haría de otra? Y por supuesto, vas a experimentar esos dilemas, esa oscuridad del personaje y esa angustia. En definitiva, la razón por la que yo quise hacer esta película era justamente la posibilidad de transitar un universo que yo lo puedo transitar en mi vida privada, porque me deprimo, me angustio, me oscurezco como todo el mundo, pero a la hora de hacer mi trabajo siempre elijo la comedia dramática o irónica. Acá no, hecho que me desafió y me gustó. Por eso me encanta que te hayas deprimido (risas).

–Siciliani: Es angustiante lo que le pasa al personaje. Si vos lo seguís a Sergio durante toda la película... y sí, te angustia también. A mí me pasó al verla...

–Borensztein: (interrumpe) y lo que le pasa a Estela, porque no es una parte feliz ni mucho menos, desde el comienzo hasta el final. Lo que a mí siempre me queda dando vueltas en la en la cabeza es qué pasó con todos esos personajes cinco minutos después de que termina la película. Me empiezo a imaginar cómo habrá sido la reacción de la hija, del hijo, del yermo, de la madre... Me pongo un poco en ese lugar y eso es también lo que me gusta de ese corte final.

–El foco no está puesto ahí, pero Estela muestra una cuestión de resiliencia muy fuerte. Si en lugar de Sergio hubiese sido un personaje femenino, no sé si hubiese hecho lo mismo. ¿Hay algo del aguante de las mujeres detrás de esta cuestión?

–Siciliani: Sí, pero creo que no es tan del aguante, es el mismo peso del fuckin patriarcado. Para las mujeres tiene un peso en algunos aspectos y para los hombres en otros. O sea, el peso y la tortura del sistema hace que los hombres tengan que hacerse responsables de la economía y que son unos “fracasados” si no pueden proveer.

–Toda la crisis que al comienzo Sergio se banca y no le cuenta a Estela.

–Sicilani: Exacto. Por ahí una mujer no hubiese sentido ni esa presión o lo hubiese comentado. No está la presión social, y menos en los '90, sobre la mujer. Eso está estudiadísimo. Eso de que un hombre si no tiene plata o no es exitoso no es hombre. Hay algo de la potencia masculina que está puesta en la economía, en tener y sostener. Eso es un peso enorme que está muy bien contado en la película. El tipo está festejando, está en la fiesta de cumpleaños de su hija y tiene un elefante en la nuca. Hay muchas líneas más allá de la línea principal de la historia en esta película, tantas cosas que se pueden evaluar y que están contadas tan bien, tan sutiles de todos los personajes. Y lo que me decís de la resiliencia es así. También me hace pensar esta película en la cuestión de duelar. Sin espoilear mucho, cómo esta familia que hace un duelo puede continuar, y el que no lo hace o no resuelve, hay algo que muere en vida.

Trabajar con amigos

Borensztein además de dirigir fue productor de la película junto a Ricardo, el Chino Darín y Federico Posternak (Kenya Films), con quienes ya trabajó en otras oportunidades. El cineasta dice que principalmente le divierte mucho trabajar con ellos, porque termina siendo lúdico y muy ameno. “Trabajar con tus amigos es lo mejor que te puede pasar. Hay un nivel de confianza, de descansar unos sobre otros, de debatir, de tirar las mejores ideas. No me canso de repetir el concepto con el que nos hemos autobautizado como equipo de que somos inofendibles. Cada quien puede decir lo que piensa de la idea que acaba de tirar el otro, sin que ese otro se ofenda, ni se moleste. Las ideas que prevalecen no son ni las del director, ni las del productor sino la que es mejor para la película”.

En ese sentido, el director dice que no les da lo mismo cualquier cosa, y que pueden llegar a debatir un actor secundario durante dos semanas.

“Nada se hace impulsivamente. Me resisto a embarcarme en procesos donde no vislumbro la garantía de un buen pasar, de estar bien, de divertirme. Yo hago una película y le dedico dos años de mi vida. Es a lo que más le doy bola, entonces, si lo hago es porque por sobre todas las cosas lo voy a pasar bien. Después veremos si resulta que encima la película quedó buena”.

–Por el contexto histórico y socioeconómico que tiene, es una película profundísimamente argentina. Ahora que encima está tan cuestionado este concepto de cine nacional. ¿Lo sienten así como una bandera, de decir 'esto es cine argentino'?

–Borenzstein: Todo lo que yo hago es cine absolutamente argentino. Todas mis películas tienen personajes argentinos, en contextos históricos argentinos. Desde La suerte está echada, a Un cuento chino, Kóblic, La odisea de los giles, son todas películas contextualizadas en entornos nuestros. Y a su vez, en historias que pueden viajar, pueden universalizarse. No me puedo escapar de eso porque vivo en esta realidad y es la que me alimenta.