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El médico negó la imputación

Juicio por mala praxis: "Si le hubiera hecho la ecografía, ella estaría aquí conmigo con vida"

En la apertura del debate, el médico Martín López Barrionuevo declaró en el recinto y negó la imputación. Luego se escuchó al esposo de la mujer fallecida y a sus hijos. El juicio continúa hoy con más testigos.

25 Octubre de 2022 12.03

Fueron las palabras de Antonio Moreira, esposo de Estela Alicia González, en el inicio del juicio donde se juzga su muerte, ocurrida en el año 2016 en el hospital Italiano de Córdoba, donde había sido trasladada de urgencias, luego de ser internada e intervenida quirúrgicamente en más de una oportunidad en un sanatorio privado de calle Salta, de esta ciudad capital.

El médico cirujano Martín Facundo López Barrionuevo es quien ocupa el banquillo de los acusados y debe responder ante el juez correccional n°3, Javier Herrera, por el supuesto delito de homicidio culposo y mala praxis médica.

En el inicio del juicio, el imputado, sentado a la par de su abogado, el Dr. Rosales Vera, declaró por casi una hora y dio su versión del lamentable hecho.

Según López Barrionuevo, no conocía al paciente González, nunca antes la había tratado. Dijo que la mujer llegó por una operación de quiste de ovario, lo que fue luego desmentido por su esposo Antonio Moreira y sus hijos, quienes también declararon como testigo en la primera audiencia de debate.

Continuando con la declaración del médico, dijo que, al revisarla, le dijo que tenía problema en el abdomen y la dejó internada hasta las 17, cuando le realizó la paroscopía por video. La paciente salió bien, ya no tenía dolor abdominal y podía caminar, siempre según el imputado.

“Al día siguiente -continuó el acusado- se le dio el alta médica porque estaba bien, pero a la noche me llamaron del sanatorio porque había ingresado nuevamente con mucho dolor abdominal y la asistí al día siguiente y le detecté que tenía el intestino perforado, como de dos centímetros, y tenía peritonitis…”, afirmó.

“La volvimos a operar de urgencia, pero esta vez ya con el método tradicional. Salió bien y la llevamos a terapia intensiva, pero su evolución era buena, ya no tenía dolores abdominales”, sostuvo.

Al quinto día, dijo el médico, se le realizó la ecografía y se le informó al familiar el resultado: “Fue la última vez que la revisé porque la familia ya no quería que yo la viera, recibí agravios de parte de ellos y pidieron la derivación a Córdoba. De allí, no supe nada más”.

Seguidamente, Antonio Moreira, esposo de la mujer fallecida, se sentó ante el estrado del juez y declaró. Valiéndose de un bastón, el hombre de 59 años dijo que su vida cambió desde la muerte de su mujer. Tuvo un ACV, se enfermó y toda su familia cambió.

Al referirse al hecho, el testigo dijo categóricamente que “es mentira que era una operación de intestino, ella fue por una operación programada de ovario”.

Dijo que de la primera operación salió bien, estaba consciente comía, pero cuando fue a su casa a la noche se descompensó, le dolía mucho el estómago, por lo que llamó un taxi y volvió otra vez al sanatorio.

Al día siguiente fue a la obra social y, cuando volvió, ya la estaban operando otra vez, sin que nadie los haya autorizado.

“Después de esta operación, los glóbulos blancos se le subieron mucho. Le dije al médico, pero no me dio importancia. Me decía que clínicamente estaba bien, aun cuando yo le pedía que le haga una ecografía. Quería saber por qué subían tanto los glóbulos blancos, que infección tenía, pero no se la hizo, sino hasta varios días después”, renegó el testigo.

Agregando, “después logré que una médica le haga la ecografía y, cuando terminó, le fui a preguntar cómo había salido. Ella me dijo que se podían ver como dos bolsitas a la vuelta del intestino, una con pus y la otra con sangre y abundante materia fecal en la zona abdominal. Ahí me agarré la cabeza, sabía que no era nada bueno. Si él -refiriéndose al imputado- le hubiera hecho la ecografía cuando se la pedí, ella ahora estaría con vida”, se lamentó.

Ante esta situación en el sanatorio, le dijeron que tenían que volver a operar, pero “les dije que no, pedí la intervención y la llevé al Italiano de Córdoba. Cuando llegamos, se le había abierto toda la herida, los médicos se agarraban la cabeza, la operaron de inmediato, pero ya no salió de la terapia intensiva”, se quebró el testigo.

Concluido su testimonio, en la sala se escucharon a dos de los cinco hijos de la mujer fallecida, indicando uno de ellos que no la veía bien a su mamá y, cuando le dijo al médico, este no le daba importancia.

Finalmente, concluidos los testigos citados para el inicio del debate, el juez pasó a un cuarto intermedio para mañana a las 8:30, con la declaración de tres nuevos testigos, quienes serían vecinos de la víctima.