El Fondo Monetario Internacional (FMI) convocó a una reunión de su Directorio Ejecutivo este viernes para tratar el nuevo acuerdo financiero con la Argentina, estimado en US$20.000 millones. La cita, aunque no figura oficialmente en la agenda pública del organismo, se da en un contexto global complejo tras el anuncio de aranceles por parte de Donald Trump, lo que desató una ola de incertidumbre en los mercados financieros internacionales.
El impacto de esta situación también se reflejó en las variables económicas argentinas: el riesgo país superó los 1000 puntos, alcanzando su nivel más alto desde octubre de 2024, mientras que las acciones argentinas en Wall Street sufrieron pérdidas superiores al 7%. Estos indicadores reflejan la creciente preocupación de los inversores sobre la estabilidad macroeconómica del país.
Un acuerdo con el FMI por US$20.000 millones sin devaluación, según Caputo
El ministro de Economía, Luis Caputo, confirmó que el acuerdo que se negocia con el FMI no implicará una devaluación, y estará enmarcado dentro del programa de Facilidades Extendidas, con plazo de amortización de 10 años y un período de gracia de cuatro años y medio. En este esquema, el préstamo se extendería hasta el año 2035, ofreciendo mayor previsibilidad a largo plazo.
Se especula que el primer desembolso podría representar el 40% del total, es decir, unos US$8000 millones, que se destinarían a reforzar las reservas del Banco Central. Esta cifra fue considerada "razonable" incluso por la titular del FMI, lo que genera expectativas positivas en el mercado.
No obstante, persiste la incertidumbre sobre la posibilidad de un nuevo esquema cambiario una vez cerrado el acuerdo. Caputo mencionó recientemente que "Argentina es un país que puede flotar" en términos cambiarios, una declaración que encendió alertas en los mercados sobre una eventual modificación del régimen de tipo de cambio.
Cómo se toman las decisiones en el FMI: poder de voto desigual entre los países
Las decisiones dentro del FMI no se toman por mayoría simple de países, sino según el peso proporcional de cada nación en función de sus aportes al organismo. Estados Unidos lidera con un 16,49% del poder de voto, seguido por Japón (6,14%), China (6,08%) y Alemania (5,31%).
Francia y el Reino Unido comparten el siguiente escalón, con 4,03% cada uno, mientras que Italia suma un 3,02%. Otros países relevantes en términos de votación son India (2,63%), Rusia (2,59%), Brasil y Canadá (2,22%) y Arabia Saudita (2,01%). Este esquema demuestra cómo las decisiones clave del organismo pueden estar condicionadas por los intereses de las principales potencias económicas.