Al menos 21 personas murieron en bombardeos rusos contra la ciudad ucraniana de Sumy, mientras el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, cuestiona las "promesas" incumplidas de los países occidentales para proteger a Ucrania.
Los civiles empezaron a ser evacuados este martes de la ciudad ucraniana de Sumy, cerca de la frontera con Rusia, en un nuevo intento de instaurar corredores humanitarios para que las personas asediadas por los bombardeos rusos puedan ponerse a salvo.
Los bombardeos aéreos contra esta ciudad situada a unos 350 km al noreste de Kiev, que escenario de violentos combates desde hace varios días, mataron a 21 personas -dos de ellas, niños- el lunes por la noche, según la fiscalía regional. Poco después de las 10H00 locales (08H00 GMT), decenas de autobuses salieron de Sumy rumbo a Lójvitsia, 150 km al suroeste.
La invasión ya está casi en su tercera semana y las tropas rusas hacen avances significativos en el sur de Ucrania, aunque se ven estancadas en otras regiones. Soldados y voluntarios siguen fortificando la capital, Kiev, con cientos de puntos de control y barricadas para frustrar un ataque. Una lluvia constante de proyectiles cayó sobre otras zonas urbanas, como Bucha, un suburbio de Kiev donde el alcalde informó de intenso fuego de artillería.
En una de las ciudades más castigadas, el asediado puerto sureño de Mariúpol, se estimaba que 200.000 personas -casi la mitad de los 430.000 habitantes- intentaban huir. Ucrania informó que un segundo corredor humanitario se había lanzado entre esta ciudad y Zaporizhia, pero más tarde acusó a las fuerzas rusas de continuar los ataques. Este martes, Rusia había anunciado un alto el fuego para dejar que los civiles de las grandes ciudades ucranianas, como Kiev, puedan irse.