• Dólar
  • BNA $905.5 ~ $905.5
  • BLUE $1100 ~ $1100
  • TURISTA $1448.8 ~ $1448.8

9 C ° ST 8.01 °

Unión Radio 91.3 en vivo

Desgarrador testimonio de la sobreviviente del doble homicidio culposo de la Ruta 1

Débora Molina: "No pude despedirme de mi mamá, ni abrazarla"

Fue parte de la desgarradora declaración que brindó ayer Débora, quien viajaba junto a su madre y a su padrastro en el vehículo la noche del trágico siniestro. Afuera del edificio judicial, familiares y amigos de la pareja fallecida se manifestaron con bombos y carteles en apoyo a sus cinco hijos. Hoy, continúa el debate en horario vespertino.

Foto: Silvina Bravo / La Unión.
Foto: Silvina Bravo / La Unión.

13 Diciembre de 2021 12.06

Durante la mañana de hoy, se desarrolló en ámbitos del Juzgado Correccional N° 3 la segunda audiencia en el juicio oral y público que se sigue en contra de Carlos Fuenzalida, quien debe responder ante la Justicia por haber provocado la muerte de Sandra Quiroga y Ramón Aguirre, la noche del 23 de agosto del año 2015; cuando conduciendo un automóvil a más de 100 km/h sobrepasó a otro vehículo, se cruzó de carril e impactó el rodado en el que viajaba la pareja y una de sus hijas, Débora Molina, quien sufrió lesiones que le dejaron en la actualidad graves secuelas.

Sin lugar a dudas, la audiencia de hoy fue una de las más dolorosas ya que, en primera persona, en el recinto, se escuchó el desgarrador relato de lo ocurrido aquella noche cuando las víctimas y Débora Abigail, quien declaró como testigo, se dirigían al local bailable “Moana”, para participar de la elección de la reina del colegio de la adolescente, de su hija.

Acompañada por una psicóloga de Asistencia a la Víctima, la joven, hoy de 24 años de edad, se sentó ante el estrado y, con la presencia del imputado en la sala, a quien no miró en ningún momento, declaró por más de una hora. Debiéndose su declaración interrumpirse en más de una oportunidad por las crisis de llanto que sufría la testigo al recordar lo acontecido aquella noche, una de las tantas secuelas que le dejó en su vida actual aquel siniestro.

Entre lágrimas y con la voz casi siempre cortada, la joven recordó que aquella noche, momentos previos al siniestro, “levanté la mano para persignarme -aclarando, luego a pregunta de las partes, que fue cuando pasaban en el vehículo enfrente al cementerio privado- y vi una luz que me encandiló, después, no recuerdo nada”, inició la declaración la muchacha, quien tuvo que ser contenida también por una hermana que estaba en la sala. “Me desperté y alguien me tenía de la mano y escuchaba a mi mamá, pero después escuché unas ambulancias y ya no sentí la voz de mi mamá. Me llevaron al hospital y no me decían nada. Yo preguntaba por mi mamá y nadie me decía nada, hasta que mi hermana me dijo que estaba en una operación. Pero al día siguiente, porque yo quedé internada por un fuerte golpe en la cabeza, la espalda y la cadera, entró una doctora y me preguntó si ya me habían dicho. Le respondí que nadie me había dicho nada, que qué era lo que me tenían que decir y ahí me enteré que mi mamá había muerto”, se quebró la joven en el relato.

Para continuar, luego, manifestando: “Me quería ir del hospital, quería salir para ir a donde estaba mi mamá, pero no me dejaron hasta que fue mi padre biológico -él vive en Tucumán- y fue cuando pude ir al velatorio de mi madre. Ahí me enteré que mi padrastro había muerto también. Él era la imagen paterna que teníamos con mis hermanos, él y mi mamá nos acompañaban a todos los actos o eventos que teníamos”, se lamentó la joven, quien agregó: “pude estar solo unas horas en el velatorio porque me volvieron a internar. No pude despedirme de mi mamá, ni abrazarla”, lloró.

Ante las vivencias recordadas, la joven sufrió una crisis de nervios que llevó al juez a suspender la audiencia por unos minutos hasta pudo volver a tranquilizarse y continuar.

“Ella quiere hablar, necesita contar lo que pasó” habría dicho una hermana de la víctima al magistrado, quien le volvió a dar la palabra a la testigo, para que continuara con su relato.

También en la declaración, la jovencita dijo que le costó terminar la escuela y seguir con su vida. “Desde que falleció nuestra madre, nuestras vidas cambiaron por completo”. 

A preguntas de una de las partes, la joven, visiblemente movilizada por la angustia y el dolor, indicó que nadie se acercó a pedirle perdón por lo que ocurrió, “pareciera que a nadie le importó nada”.

Finalmente, antes de retirarse del recinto, Débora le pidió al juez “solo justicia para su madre y su padrastro”.

Más testigos

Tras el desgarrador testimonio de Débora Abigail Molina, hija de la mujer fallecida y quien viajaba en el vehículo colisionado por Fuenzalida, declararon ante el juez Javier Herrera, Daniela Enrique, una de las cuatro personas que la noche del hecho acompañaba al imputado en su automóvil.

Si bien la joven dijo no recordar mucho del hecho en razón de los años transcurridos y que esa noche previa al hecho había estado consumiendo pastillas, sí ratificó lo declarado en la instrucción, donde hizo mención a que el imputado “cada vez que salía en el auto, consumía droga y bebía alcohol”. 

También declaró un taxista de apellido Barrionuevo, quien dijo que socorrió a los accidentados y recordó que el automóvil Bora, conducido por Fuenzalida, a quien reconoció en la sala, lo había sobre pasado, momentos antes, a alta velocidad, viendo a los pocos metros un destello fuerte, y luego, el trágico siniestro.

Finalmente, la audiencia pasó a un cuarto intermedio para mañana a las 15.00 horas, donde se continuará con la declaración de más testigos.