La Secretaría de Salud Mental y Consumos Problemáticos de Catamarca ha puesto sobre la mesa un conjunto de datos sumamente relevantes y a la vez inquietantes, obtenidos a partir de una encuesta exploratoria centrada en el uso de espacios digitales por parte de niños, niñas y adolescentes (NNA). La presentación, realizada por el equipo técnico del organismo, busca proveer a los profesionales del área un panorama claro de la realidad de la población más joven en el vasto y complejo mundo virtual.
La encargada de detallar la metodología y los hallazgos preliminares fue Carolina Álvarez, Directora de Políticas de Promoción, Prevención y Abordaje Comunitario. Álvarez explicó que la iniciativa surgió de la necesidad de "acercarnos a la realidad del mundo digital" y su interacción con el universo adolescente y pre-adolescente. El trabajo de campo incluyó la colaboración directa de estudiantes, abarcando tanto escuelas primarias como secundarias de la Capital provincial, y extendiendo el sondeo a los padres, madres y tutores responsables.

Los resultados de la encuesta han encendido una luz de alarma dentro de la Secretaría, principalmente en lo que respecta a la percepción y el abordaje de los adultos responsables. La Directora Álvarez manifestó que "los porcentajes que arrojaron las encuestas nos preocuparon" en el sentido de que una parte significativa de los padres "no registra la gravedad" del nivel de exposición de sus hijos al entorno digital.
La preocupación se centra particularmente en la franja etaria que va desde la primera infancia hasta los doce años. Según los datos recopilados, estos niños están conectados a plataformas y contenidos digitales "sin ningún control" efectivo y, lo que es más crítico, "sin formación de criterios" sólidos que les permitan discernir y navegar con seguridad. Álvarez hizo hincapié en que estos espacios digitales son un ecosistema dual, donde es posible encontrar desde valiosos recursos educativos hasta contenidos inapropiados y, en el extremo más peligroso, la exposición a ciberdelitos y situaciones de riesgo. La falta de control parental en edades tempranas se traduce en una vulnerabilidad extrema ante los peligros de internet.
Es fundamental destacar que la visión de la Secretaría de Salud Mental no apunta a una reacción punitiva o restrictiva. Álvarez fue enfática al aclarar: "No apuntamos a la prohibición sino a la convivencia con los espacios digitales". La estrategia ministerial se enfoca en el cuidado y el acompañamiento constante que tanto niños como adolescentes necesitan para desarrollar un uso responsable y saludable de las tecnologías.
Respecto a la respuesta institucional frente a este desafío, la Directora indicó que si bien la Secretaría dispone de espacios asistenciales especializados, incluyendo un grupo de contención para consumos problemáticos digitales dentro del Centro Integral de Salud, la demanda de atención es notablemente baja. La falta de consultas se debe, paradójicamente, a que "los adultos no los registran como problemas". Este desinterés o minimización del riesgo hace que la problemática "se instale silenciosamente" en el ámbito familiar y social, generando un caldo de cultivo hasta que los menores quedan expuestos a "situaciones conflictivas" graves, como grooming, ciberbullying o adicciones a videojuegos.