Verano 2026: cuánto cuesta armar la pileta en la Argentina
Del modelo más económico de lona a las piletas de fibra, las enterradas y los spa tipo jacuzzi, el abanico de opciones para refrescarse en casa es cada vez más amplio. Cuánto hay que invertir para instalarla y cuál es el costo real de mantenerla durante todo el verano.

Con las primeras olas de calor, la pileta vuelve a convertirse en uno de los bienes más deseados del verano. Ya sea para escapar a las altas temperaturas, evitar gastos en clubes o colonias, o simplemente disfrutar del patio, cada año más familias evalúan instalar una en casa.

Sin embargo, el precio final no se limita a la compra inicial: el mantenimiento, los equipos y los productos necesarios para conservar el agua en condiciones pueden transformar la inversión en un gasto mucho mayor al imaginado.

Las opciones más accesibles son las piletas de lona y los modelos estructurales, que no requieren obra y pueden instalarse en pocas horas.

hoy una pileta de lona redonda inflable con anillo superior se consigue desde los $70.000, mientras que una Pelopincho de tamaño mediano ronda los $200.000. En el caso de modelos rectangulares más grandes, como una Intex de 300 x 200 x 75 centímetros, el valor asciende a $340.000.

A estos montos suele sumarse la compra de accesorios básicos, como el cubrepileta y la base protectora, que cuestan alrededor de $30.000.

Un escalón más arriba aparecen las piletas de fibra de vidrio y las prearmadas, que implican una inversión mayor pero ofrecen más durabilidad y comodidad.

En este segmento, los valores arrancan en $1.500.000 para los modelos más chicos y pueden superar los $4.000.000 en medidas más grandes.

En general, el precio incluye la pileta y el equipo de filtrado, aunque no siempre contempla trabajos adicionales como excavaciones complejas, retiro de tierra, pisos perimetrales o conexiones eléctricas especiales. Por eso, los comerciantes recomiendan pedir presupuestos detallados y preguntar con precisión qué está incluido.

Las piletas de material representan la opción más completa, pero también la más costosa. Su precio depende del tamaño, la profundidad, el tipo de revestimiento y los accesorios elegidos.

Más allá de los valores, desde el sector advierten que el comportamiento del consumidor también cambió. Juan Ignacio Franco, director de la empresa de piletas Real Pool, señaló que durante 2025 la demanda mostró "una evolución sostenida y positiva", con más consultas y ventas, pero también con un cliente más informado.

En este sentido, según el especialista, el precio dejó de ser el único factor decisivo. "Cada vez es más evidente que el consumidor prioriza otros aspectos además del valor económico: la atención personalizada, el seguimiento de la obra y, especialmente, el respaldo de una garantía real", sostuvo.

"Actualmente, una piscina puede tener un valor aproximado que va desde los US$10.000 en sus versiones más simples, hasta alrededor de US$20.000 en modelos más completos, con mayor nivel de equipamiento, terminaciones y tecnología aplicada".

Con el dólar en torno a los $1450 por unidad en diciembre de 2025, eso equivaldría a una inversión entre $14,5 millones y $29 millones aproximadamente.

Según Franco, el modelo más buscado se mantiene estable desde hace varias temporadas: "La piscina estándar de ocho metros por cuatro metros, con playa húmeda incluida, continúa siendo la opción más elegida", señaló, y explicó que a partir de esa base los clientes suelen sumar personalización, como bordes atérmicos, iluminación subacuática LED o sistemas de control remoto.

En paralelo, en los últimos años creció la demanda de jacuzzis inflables, una alternativa pensada más para el relax que para el uso recreativo tradicional. Los precios parten desde $1.000.000 y pueden superar los $2.500.000, según la capacidad y las funciones.

Ocupan menos espacio y consumen menos agua que una pileta convencional, aunque tienen límites claros: no reemplazan una piscina para nadar ni para el uso intensivo de chicos.

Más allá del tipo de pileta elegido, uno de los puntos que más sorprende a quienes compran una por primera vez es el gasto mensual para mantenerla en condiciones. Los especialistas explican que el mantenimiento siempre incluye una serie de insumos y prácticas que no pueden omitirse si se quiere conservar el agua limpia y segura.

Según Franco, "considerando el uso de distintos productos durante la temporada alta, el costo mensual aproximado ronda entre los US$ 130 y US$140 para mantener una piscina en óptimas condiciones".

En la práctica, ese monto se explica por la suma de insumos básicos que deben reponerse durante todo el verano. En comercios especializados y tiendas online argentinas, un kilo de cloro granulado o pastillas multifunción cuesta hoy entre $8000 y $11.000, pero en una pileta familiar de uso intensivo ese consumo puede duplicarse o triplicarse a lo largo del mes.

A eso se suman el alguicida y el clarificador, que rondan entre $7000 y $10.000 por litro cada uno y suelen utilizarse de manera semanal en días de altas temperaturas. Los correctores de pH (pH+ y pH-), indispensables para que el cloro funcione correctamente y no se desperdicie producto, tienen valores que van desde los $5000 hasta los $20.000, según el formato y la concentración, mientras que el kit de medición de pH y cloro, necesario para controlar el agua, cuesta entre $9000 y $15.000.

Cuando se suman estos insumos —muchas veces adquiridos en combos mensuales— junto con el consumo eléctrico de la bomba de filtrado, que debe funcionar varias horas por día, el gasto total de mantenimiento durante la temporada alta se acerca a los $190.000 o $200.000 mensuales para una pileta promedio. En invierno, aclara el especialista a TN, "el gasto puede reducirse entre un 70% y un 80%, ya que solo se requiere un mantenimiento básico".

Mariana, vecina de zona oeste del conurbano, lo aprendió con la experiencia: "Pensé que el gasto terminaba cuando la compré. Después me di cuenta de que entre cloro, bomba y electricidad, el presupuesto mensual es clave".

Pablo, que optó por una pileta de material, lo ve como una inversión a largo plazo: "Fue caro, pero sabemos que suma valor a la casa y que la vamos a disfrutar muchos años".

En el caso de las piletas de material, también hay que contemplar la pintura y la puesta a punto. Dependiendo del uso y la exposición, suele renovarse cada dos o tres temporadas. Hoy, una lata de pintura específica para piletas cuesta entre $40.000 y $80.000, según la marca y el tipo.

Antes de cerrar una compra, los especialistas recomiendan evaluar el espacio disponible, la cantidad de personas que la usarán, el consumo eléctrico, el acceso para la instalación y los costos de mantenimiento.

También sugieren consultar por garantías, repuestos y asesoramiento técnico. "La pileta no es solo el precio de compra: es un compromiso durante todo el verano", resumen desde el sector. Con números claros y planificación, el chapuzón puede ser un alivio... y no un dolor de cabeza.