El embajador argentino en Brasil, Guillermo Raimondi, confirmó que en Río de Janeiro "no hay ningún argentino afectado" e informó que, por el momento sólo se "interrumpió el tránsito" y los comercios de cercanía "cerraron temprano sus puertas".
En declaraciones a Radio Rivadavia, manifestó que, "en un contexto general", la ciudad carioca "es peligrosa" y que el presidente brasileño Inácio 'Lula' Da Silva, está llevando a cabo reuniones con sus ministros para trabajar en conjunto antes esta situación de guerra contra el narcotráfico.
"Lo único que hubo fueron cuestiones logísticas de tránsito, interrupción de transporte público, comercios que cerraron temprano sus puertas. Hay reuniones del Presidente (Da Silva) con sus ministros para analizar la situación y ver los pasos a seguir", expresó el embajador argentino.
Por otra parte, confirmó que "Lula ya está de regreso en el país", luego de haber realizado una gira por el sudeste asiático, y mantuvo un encuentro en Brasilia con varios funcionarios de su gabinete para evaluar la situación.
"El consulado emite periódicamente informaciones sobre las cuestiones a las que conviene que los turistas estén atentos, y sugiero que se esté pendiente de si hay novedades. Hoy la situación es de tranquilidad y orden", concluyó Raimondi.
Horror en las favelas: vecinos hallan más de 40 cuerpos tras un operativo policial en Río
La tragedia volvió a golpear a Río de Janeiro. Al menos 40 cadáveres fueron hallados por los propios vecinos en los complejos de favelas de Penha y Alemão, luego de una de las operaciones policiales más violentas de los últimos años contra el Comando Vermelho, la mayor organización narcotraficante de Brasil. Los cuerpos, todos de hombres, fueron colocados uno junto a otro en una plaza del barrio de Penha, ante la mirada atónita de los residentes y de los medios que llegaron al lugar.
La recuperación de los cuerpos fue impulsada principalmente por mujeres, muchas de ellas madres, hermanas o esposas que salieron a buscar a sus familiares desaparecidos tras los tiroteos. Sin apoyo de las autoridades, recorrieron zonas boscosas cercanas a las favelas donde se habían desarrollado los enfrentamientos, encontrando cadáveres en estado de abandono.
El hallazgo fue confirmado por enviados de la agencia EFE, que reportaron escenas de profunda angustia entre los vecinos. "Nadie vino a ayudarnos. Somos nosotros los que tenemos que encontrar a nuestros hijos", declaró una de las mujeres a la prensa local, mientras organizaban los cuerpos en el espacio público.
El operativo policial, realizado el martes, movilizó a unos 2.500 agentes y tenía como objetivo ejecutar un centenar de órdenes de arresto contra miembros del Comando Vermelho. Según el balance oficial divulgado por las autoridades del estado de Río de Janeiro, la acción dejó 64 muertos —entre ellos cuatro policías—, 11 heridos y 81 detenidos.
Sin embargo, aún no está claro si los cuerpos hallados por los vecinos forman parte de esa cifra o si se trata de víctimas adicionales que no fueron contabilizadas en el recuento oficial. Las autoridades no ofrecieron nuevos datos ni aclaraciones respecto a la identidad o procedencia de los cadáveres recuperados este miércoles.
Durante el operativo, los narcotraficantes del Comando Vermelho respondieron con bloqueos en varias avenidas y calles de la zona norte de la ciudad, una de las regiones más empobrecidas y violentas de Río. Los enfrentamientos provocaron un verdadero caos urbano: se interrumpió el tránsito de un centenar de líneas de colectivos y se dispuso el cierre de decenas de escuelas y centros de salud.
La ciudad amaneció este miércoles con una tensa calma. Los bloqueos fueron levantados y el tránsito retomó su ritmo habitual, aunque el clima de miedo persiste entre los habitantes de las favelas. Vecinos denunciaron abusos durante los operativos y reclamaron la intervención de organismos de derechos humanos ante lo que describen como una "masacre encubierta".
La violencia en las favelas de Río no es nueva, pero los niveles alcanzados por este operativo han encendido las alarmas en todo el país. La actuación policial, que se presentó como un golpe contra el narcotráfico, dejó una secuela de muerte e incertidumbre entre las familias que aún buscan a sus seres queridos. Mientras las autoridades mantienen silencio, los pobladores de Penha y Alemão continúan recuperando cuerpos en una escena que refleja, una vez más, la crudeza del conflicto entre el Estado y el crimen organizado en Brasil.