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Multitudinaria Asamblea Diocesana en Emaús

“Seguiremos trabajando con un oído en la realidad y con el otro en el Espíritu Santo, habituándonos al discernimiento personal y comunitario”, dijo el obispo Urbanč.

01 Octubre de 2022 17.27

Este sábado 1 de octubre, día en que la Iglesia celebra a Santa Teresita del Niño Jesús, el flamante salón Virgen del Valle del predio Emaús fue escenario de la Asamblea Diocesana 2022, última etapa del camino transitado en el marco de la sinodalidad propuesta por el Papa Francisco.
Bajo el lema “Creer, celebrar y amar como Iglesia sinodal”, el encuentro reunió a más 700 asambleístas, entre laicos, sacerdotes y religiosas, provenientes de las 31 parroquias, movimientos, instituciones y pastorales de la Diócesis de Catamarca y bautizados en general.
Durante un día soleado, desde horas tempranas comenzaron a arribar las delegaciones con las imágenes de los Santos Patronos, algunos con coloridos misachicos, típica expresión de la fe de nuestro pueblo norteño.
El desarrollo de las actividades se inició con la adoración al Santísimo Sacramento presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, momento de oración que predispuso a vivir esta jornada con profunda espiritualidad, reflexión, comunión y mucha alegría.

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El tinkunaco con las imágenes de los Santos Patronos, que cerró con la presencia de Nuestra Madre del Valle y el Beato Mamerto Esquiú, se vivió con emoción y en un clima festivo. 
Luego se dio paso a la exposición de lo trabajado en la jornada anterior por los representantes de las parroquias, movimientos, instituciones y pastorales, a partir de las encuestas y problemáticas priorizadas en las asambleas parroquiales y decanatales de los meses anteriores. Esta instancia definió las líneas de acción de la pastoral diocesana de los próximos años.
El trabajo en grupos se focalizó en las propuestas de actividades en base a las diez líneas de acción priorizadas, contemplando el pensar, sentir y vivir como Iglesia sinodal.

“Sigan profundizando el trabajo sinodal”
En horas del mediodía, todos los participantes se reunieron en torno a la Eucaristía presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por numerosos sacerdotes del clero diocesano, en tanto que otros atendieron confesiones. 
El pastor diocesano llamó a poner como intención principal de la Santa Misa “que todos nos comprometamos a trabajar juntos para que toda la Diócesis, con sus parroquias, diversas comunidades, etnias, movimientos, asociaciones, clubes, instituciones educativas, de salud, organizaciones civiles, políticas, empresariales, sindicales, barriales, etc., camine decididamente a la celebración de los 2000 años de la Redención, en el año 2033, ofreciéndole a Jesucristo, Señor de la Vida y de la Historia, ser una Iglesia verdaderamente sinodal”. 
En proyección mencionó que “en el camino celebraremos los 400 de la Virgen de Luján, patrona de Argentina, en el 2030, y los 500 años de la manifestación de la Virgen el Guadalupe, en el 2031. Todos eventos que nos tienen que movilizar profundamente”, dijo, e invitó a hacerle esta petición a Dios entonando la canción 'Juntos como hermanos'.
Asimismo, exhortó a que “sigan profundizando en sus respectivas comunidades, el trabajo sinodal que hicimos a lo largo de más de un año haciendo un ingente esfuerzo por escuchar a todos, y escuchando de todo. Sí, estamos para abrazar y acoger a todos”, especialmente a “los más frágiles, sufrientes, marginados, silenciados, etc.”.
También señaló que “toda la praxis que hicimos en clave de sinodalidad, nos llevó a determinar, entre más de 35 situaciones problemáticas, las diez más señaladas. A su vez, éstas se nos convirtieron automáticamente en desafíos, que nos condujeron a darles una respuesta concreta elaborando líneas de acción, que a su vez todos nos llevamos como deberes para el camino que tenemos por delante en forma de actividades”. 
“De esta manera, seguiremos trabajando con espíritu sinodal, con un oído en la realidad y con el otro en el Espíritu Santo, habituándonos al discernimiento personal y comunitario”, manifestó, a la vez que agradeció “a todos los que acompañaron este proceso, ofreciendo con generosidad y competencia su tiempo”, y los comprometió a “que nos sigan animando y acompañando”; a su vez invitó “a otros a que se sumen a este equipo de animación diocesana. Todos estamos para aprender y servir”.
Enfatizó que “este proceso iniciado necesita de horas de oración confiada, de formación sostenida, de caridad operante, de difusión creíble por medio del testimonio coherente y paciente de cada uno y del firme propósito de incluir a todos con amor”.
Después de la Comunión, Mons. Urbanč bendijo el salón de usos múltiples del predio de la casa de retiros espirituales Emaús.
De esta manera, en un marco de comunión, participación y espíritu misionero culminó esta instancia de escucha y discernimiento con vistas a la planificación pastoral diocesana.