Suspenden el torneo de Fiambalá tras amenazas a un árbitro
La Liga Fiambalense de Fútbol detuvo de manera inmediata la competencia de Primera División luego de que el árbitro Jonathan Mamani recibiera una amenaza telefónica. Es uno de los varios episodios de violencia que atraviesan al fútbol local.

Fiambalá vive horas de máxima tensión en su fútbol local. La Primera División quedó suspendida de manera inmediata y por tiempo indeterminado luego de que el árbitro Jonathan Mamani, integrante de la Cooperativa de Árbitros Fiambalenses (C.A.F.), recibiera una amenaza telefónica que encendió las alarmas en el ambiente deportivo. La denuncia ya fue radicada y se abrió una investigación, pero la paralización del torneo refleja la gravedad de la situación.

El presidente de la Liga Fiambalense de Fútbol confirmó la medida a Multimedios Abaucán: "Decidí frenar la fecha porque ya pasaron la raya. Si no se actúa ahora, esto va a terminar en algo peor, y yo no voy a permitirlo. El martes nos reuniremos para analizar sanciones y medidas más severas contra quienes provocan disturbios, sean hinchas o quienes sean".

Un problema creciente

El hecho no es aislado. Durante el pasado fin de semana, en los encuentros de Sub-13 y Sub-15, se registraron episodios de violencia verbal contra árbitros, dirigentes, trabajadores de prensa e incluso niños que jugaban. La policía debió intervenir en dos ocasiones para contener los desmanes, hechos que fueron ampliamente repudiados por la comunidad.

La violencia en las canchas de Fiambalá viene escalando. El 12 de enero, un partido entre Chacarita de Saujíl y Peñarol de Medanitos fue suspendido tras la agresión de un jugador de Chacarita al árbitro Kevin Reynoso, además de amenazas al presidente de la Liga. El Tribunal de Disciplina aún evalúa sanciones que podrían incluir consecuencias penales.

El episodio más grave ocurrió el 4 de mayo, durante el clásico entre La Banda y Loma Negra en Medanitos. El árbitro Alejandro Mercado sufrió una fractura de mandíbula tras ser salvajemente agredido, un hecho que conmocionó al fútbol local y se convirtió en uno de los episodios más violentos de los últimos tiempos.

Crisis institucional y económica

A esta espiral de violencia se suma la falta de pago del seguro de jugadores en algunos clubes, una situación que agrava la crisis institucional y expone a deportistas y dirigentes a riesgos adicionales.

Las muestras de solidaridad hacia los árbitros agredidos se multiplican, pero el daño ya está hecho. La Liga Fiambalense de Fútbol atraviesa uno de sus momentos más críticos, donde la pelota dejó de rodar no por decisiones deportivas, sino por amenazas y agresiones que ponen en jaque al deporte más popular del distrito.