Durante el recital que Coldplay ofreció este sábado 19 de julio en el estadio Camp Randall de Madison, Chris Martin se dirigió al público con una frase que sonó tanto a broma como a advertencia: "Vamos a usar nuestras cámaras y poner a algunos de ustedes en la pantalla grande... así que, si no se maquillaron, háganlo ahora". La referencia no pasó desapercibida: fue un guiño directo al escándalo que días atrás sacudió las redes sociales y que tuvo como protagonistas a Andy Byron y Kristin Cabot.
La escena ocurrió el miércoles 16 de julio durante otro show de la banda en el Gillette Stadium de Boston. Allí, las cámaras captaron al CEO de Astronomer, una empresa de software con sede en Nueva York, en una actitud comprometedora con Cabot, directora de personal de la misma compañía. Ambos fueron sorprendidos por la famosa "kiss-cam" mientras sonaba el hit Viva la Vida, y su reacción no hizo más que aumentar las sospechas: ella se cubrió el rostro con las manos y él se agachó para intentar salir del encuadre.
Más de 50.000 personas presenciaron el momento en vivo, pero fue en redes sociales donde la situación se viralizó. Usuarios de TikTok, Instagram, X y Facebook compartieron el video con comentarios que apuntaban a una posible infidelidad, ya que ambos están casados con otras personas.
Andy Byron, de 50 años, está casado con Megan Kerrigan Byron y es padre de dos hijos. Tras el escándalo, Megan eliminó el apellido de casada de sus redes sociales. La pareja posee una residencia valuada en más de un millón de dólares en Massachusetts, el mismo estado donde ocurrió el episodio.
Kristin Cabot, de 52 años, trabaja en Astronomer desde hace nueve meses. En su perfil de LinkedIn se presenta como una líder que "predica con el ejemplo" y asegura construir relaciones de confianza en todos los niveles de la organización. Está casada con Kenneth C. Thornby, empresario vinculado al rubro de la moda.
La repercusión del video no solo impactó en lo personal: Astronomer confirmó que Byron se encuentra de baja y luego comunicó oficialmente su renuncia. La compañía informó que se inició una investigación interna para esclarecer lo ocurrido.
Mientras tanto, Chris Martin aprovechó el episodio como excusa para bromear con su público y dejar una advertencia clara: en los conciertos de Coldplay, todo puede quedar registrado.