Con la Capilla Sixtina ultimando detalles para el próximo cónclave —incluida la instalación de la tradicional chimenea desde donde, a partir del 7 de mayo, comenzará a salir la icónica fumata blanca o negra— una grave denuncia sacudió los pasillos del Vaticano: dos de los principales candidatos a suceder al papa Francisco fueron acusados por su rol en el encubrimiento de abusos sexuales dentro de la Iglesia.
Durante una conferencia de prensa en un hotel cercano al Vaticano, Anne Barrett Doyle, directora de la organización Bishop Accountability, cuestionó abiertamente la idoneidad de los cardenales Pietro Parolin (Italia), exsecretario de Estado, y Luis Antonio Tagle (Filipinas), por sus antecedentes en el manejo de denuncias de abusos.
"Necesitamos un papa que rompa con el encubrimiento", advirtió Doyle. En el caso de Parolin, apuntó a su rol como custodio de información sensible: "Es el prelado que más documentos secretos ha guardado sobre abusos, pese a no haber estado al frente de una diócesis". Lo acusó de falta de transparencia y de anteponer los intereses institucionales a la verdad. También recordó que durante su gestión como secretario de Estado, cualquier pedido de información pasaba por su oficina.
Uno de los ejemplos mencionados fue la falta de cooperación del Vaticano con la Royal Commission australiana, que investigó abusos a cientos de niños. Según Doyle, el rechazo a brindar información constituyó una obstrucción a la justicia. Además, denunció que la Santa Sede nunca publicó el informe de 300 páginas elaborado por Charles Scicluna y Jordi Bertomeu sobre los abusos en Chile.
Doyle también criticó el vínculo epistolar entre Parolin y el exarzobispo estadounidense Theodore McCarrick, destituido por el papa Francisco. No obstante, el Vaticano sí publicó un informe oficial sobre McCarrick en 2020, en el que se identificó que los encubrimientos más graves ocurrieron durante el pontificado de Juan Pablo II.
Respecto a Tagle, la organización lo acusó de una débil respuesta frente a los abusos en Filipinas. "Es un caballero cuando habla, pero no hubo acción concreta. Las víctimas siguen silenciadas por miedo, y ni siquiera se publicaron las pautas para prevenir abusos", señaló Doyle. Aunque no lo vinculó directamente con encubrimientos, lo cuestionó por la falta de liderazgo efectivo y de reformas en una Iglesia que describió como "retrógrada".
La conferencia incluyó testimonios contundentes. Michal Gatchalian, víctima de abuso a los 17 años y abogado hoy, relató que en más de dos décadas "nada ha cambiado" para las víctimas. "Las mismas amenazas, presiones e intimidaciones siguen presentes", denunció.
También participó el sacerdote irlandés Shay Cullen, misionero en Filipinas desde 1969 y reconocido defensor de los derechos de los niños. Acusó a los obispos filipinos de "silencio total" y cuestionó directamente a Tagle. "No hubo esfuerzo real por parte suya como líder de la Iglesia filipina. No hacer nada es también encubrir", sostuvo.
Cullen, fundador de la Fundación Preda, fue más allá y propuso un nombre alternativo para el papado: el cardenal filipino Pablo "Ambo" David, obispo de Kalookan, defensor de los derechos humanos y crítico del régimen de Rodrigo Duterte. "David es valiente, carismático y comprometido con la justicia. Necesitamos un papa que rinda cuentas y proteja a los niños", afirmó.
Creado cardenal por Francisco en diciembre de 2024, David tiene 66 años y preside el episcopado filipino. Participó activamente del reciente sínodo sobre sinodalidad, lo que lo posiciona como una figura conocida entre los purpurados. Según fuentes vaticanas, su nombre comienza a sonar como alternativa ante la falta de consenso en torno a los favoritos.
Por su parte, el jesuita Hans Zollner, referente del Vaticano en temas de abusos, se mostró escéptico ante las acusaciones contra Parolin: "¿Cómo pueden decir esas cosas? Hablé con investigadoras suizas y les expliqué cómo debe hacerse correctamente un pedido de información, a través de los canales diplomáticos".