El toque de queda de 35 horas que anunció el fin de semana el alcalde de Kyiv, Vitali Klitschko, comenzó este martes con el sonido de las alarmas, ruidos de morteros y una fuerte explosión que se escuchó con claridad en el centro de la ciudad.
Normalmente, en la ciudad capital casi no circulan automóviles ni transeúntes, y el solemne silencio que se se cierne sobre el ejido urbano de la capital sólo es interrumpido por ocasionales graznidos de cuervos, sirenas y disparos de artillería. Ahora, la situación es más desoladora. Supermercados, estaciones de servicio y farmacias están cerrados, la circulación está prohibida y cualquier persona que sea hallada en la vía pública será considerada como un “enemigo”, según afirmaron las autoridades locales.
Situación en el frente
Al mismo tiempo, el gobierno de Ucrania confirmó que sus fuerzas militares recuperaron el suburbio de Makariv. clave en la defensa de la capital. Al sur del país, las tropas rusas mantienen el asedio contra la ciudad portuaria de Mariúpol, luego de que el presidente Volodimir Zelenski rechazara un ultimátum para entregarla a cambio de la salida segura de civiles. Las fuerzas rusas fueron acusadas de causar una catástrofe humanitaria en la ciudad costera , donde unas 350.000 personas están atrapadas sin agua ni electricidad.
Ese puerto recibió bombardeos sin tregua: más de 2.000 personas murieron, según autoridades locales, en lo que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, calificó como un “masivo crimen de guerra”.
Mariúpol es un blanco clave, porque le serviría a Rusia de puente entre las fuerzas en Crimea y los territorios controlados por Moscú en el norte y este, refirió la agencia de noticias AFP.
Zelenski, en tanto, volvió a hacer un llamamiento público a su par ruso, Vladimir Putin, para que acepte un diálogo cara a cara que incluya todos los temas que sean necesarios para alcanzar al menos el fin parcial de la guerra.
Zelenski reconoció en una entrevista publicada este lunes por la Compañía Nacional de Radiodifusión Pública de Ucrania, también conocida como Suspilne, que las negociaciones tuvieron pocos avances, por lo que urgió a Putin a celebrar una charla cara a cara abierta a todos los temas, “en cualquier formato”.
“Si tengo esta oportunidad y Rusia tiene el deseo, podríamos abordar todas las cuestiones”, dijo. “¿Resolveríamos todo allí? No, pero existe la posibilidad de que podamos parcialmente al menos detener la guerra”, agregó.
Situación en Kiev
Este martes por la mañana, en la jornada número 27 de la invasión, el Ministerio de Defensa ucraniano anunció que sus fuerzas recuperaron el suburbio de Makariv, en Kiev, después de una feroz batalla.
El territorio recuperado permitió a las fuerzas ucranianas retomar el control de una ruta clave y bloquear a las tropas rusas para que no rodearan Kyiv desde el noroeste. Sin embargo, el Gobierno ucraniano admitió que las fuerzas rusas pudieron tomar parcialmente otros suburbios del noroeste, entre ellos Bucha, Gostomel e Irpin, algunos de los cuales habían estado bajo ataque casi desde que el ejército ruso comenzó la invasión.
Con las tropas empantanadas en muchos lugares, las fuerzas del presidente ruso, Vladimir Putin, están concentrando cada vez más su poder aéreo y artillería en las ciudades de Ucrania y los civiles que viven allí.
La invasión ya expulsó a más de 3,5 millones de personas de Ucrania, según Naciones Unidas. Las conversaciones entre Rusia y Ucrania continuaron por video, pero no lograron alcanzar acuerdo alguno.
Zelenski reiteró anoche a la televisión ucraniana que su país “ya entendió” que no puede unirse a la Otan, y sugirió que la nación estaría abierta a futuras discusiones sobre el estado de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014, y la región oriental del Donbass, en manos de los separatistas respaldados por Rusia. No obstante, opinó que que ese era un tema “para otro momento”.
La situación del Donbass, donde están emplazadas las provincias rusoparlantes Donetsk y Lugansk, fue uno de los orígenes del conflicto, ya que Rusia reclamó durante años que Ucrania cumpliera con los Acuerdos de paz de Minsk de 2014 y 2015, según los cuales ambas provincias podían votar sus autoridades regionales y tener el idioma ruso como oficial y en la enseñanza escolar.
Rusia asegura que ello no ocurrió, sino que, por el contrario, el gobierno ucraniano mantuvo un enfrentamiento militar “criminal” contra las milicias separatistas que, según cifras de Naciones Unidas, dejó al menos 14.000 muertos entre 2015 y 2021.