Imágenes satelitales recientes captadas por la Agencia Espacial Europea (ESA) confirmaron la presencia de una flota de la Marina de Estados Unidos en aguas cercanas a Venezuela. El despliegue, que incluye destructores, submarinos y un portahelicópteros, se da en un contexto de creciente tensión entre la administración de Donald Trump y el régimen de Nicolás Maduro.
Según un análisis de las imágenes publicado por la revista Newsweek, al menos ocho buques de guerra y un submarino fueron movilizados al Caribe oriental, incluyendo los destructores USS Sampson, USS Gravely y USS Jason Dunham. También se detectó la presencia del portahelicópteros USS Iwo Jima y los buques anfibios USS San Antonio y USS Fort Lauderdale.
El Gobierno de Estados Unidos justificó el movimiento como parte de una operación para combatir el narcotráfico y la capacidad de acción de lo que denomina "agrupaciones narcoterroristas". El pasado 2 de septiembre, el presidente Trump anunció que un ataque de marines a una embarcación en la región dejó once muertos, supuestamente vinculados a la banda criminal Tren de Aragua, señalada por Washington de transportar drogas. "El gobierno de Maduro está detrás de estas operaciones de narcotráfico", sostuvo Trump.
La respuesta de Venezuela
En respuesta al despliegue militar, el presidente venezolano Nicolás Maduro movilizó tropas y reforzó las posiciones militares en la costa y las fronteras. "Esta tierra pertenece a los venezolanos, y no habrá traidor ni imperio que pueda tocar y profanar el suelo sagrado que dejaron los libertadores", declaró Maduro, quien adelantó que dará la orden de "resistencia armada" ante cualquier ataque militar extranjero.
Expertos consultados por medios como The New York Times y Newsweek advirtieron sobre los riesgos de una escalada regional. Si bien una invasión militar directa a Venezuela es improbable, los analistas coinciden en que la operación busca enviar un mensaje contundente y aumentar la presión política sobre el régimen chavista. El exembajador Jimmy Story afirmó que el uso de grandes recursos militares para este fin es desproporcionado.
En este tenso escenario, el gobierno venezolano permanece en alerta máxima, manteniendo el despliegue de sus fuerzas armadas en el litoral y las fronteras, mientras la Casa Blanca intensifica su discurso contra Maduro.