El gobierno de Donald Trump ha puesto en marcha la fase más contundente de su plan contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, concentrándose en el "Cartel de los Soles", una organización narcotraficante que, según la Casa Blanca, es controlada por la cúpula del poder chavista. El objetivo principal de esta ofensiva es la seguridad de Estados Unidos, buscando frenar el flujo de cocaína y fentanilo.
"Para terminar con el Cartel de los Soles, todas las alternativas están sobre la mesa. Menos la invasión terrestre", confirmaron fuentes de la Casa Blanca.
La portavoz del gobierno, Karoline Leavitt, destacó que "muchos países caribeños y de la región han aplaudido las operaciones" y que el presidente está "dispuesto a utilizar todos los recursos del poder estadounidense para detener la entrada de drogas a nuestro país y llevar a los responsables ante la justicia".
Esta estrategia, diseñada por el secretario de Estado Marco Rubio, busca atacar la principal fuente de ingresos del régimen venezolano: el contrabando de drogas, oro, armas y tierras raras. Sin estos fondos, distribuidos entre el aparato represivo y el círculo íntimo de Maduro, el régimen perdería su capacidad para mantener la lealtad de sus aliados y sofocar a la oposición.
Despliegue naval y ofensiva diplomática
El plan de Rubio tiene una lógica clara: primero, proteger la seguridad de Estados Unidos y, como consecuencia directa, debilitar a Maduro al afectar la principal fuente de financiamiento de su poder. Para ello, el Pentágono ordenó el despliegue de una flota de buques de guerra, aviones y submarinos en aguas internacionales frente a las costas de Venezuela. El propósito es asfixiar las rutas de contrabando que operan por mar y aire.
Paralelamente al despliegue militar, la Casa Blanca lanzó una ofensiva diplomática para construir una coalición regional contra el Cartel de los Soles. Países como Ecuador, Paraguay y Argentina ya han designado a esta organización como terrorista o la han incluido en sus registros de terrorismo.
En un acto reciente, el secretario de Estado Marco Rubio resaltó que también Guyana, Trinidad y Tobago y otros países de la región se han sumado a la cooperación con Washington en esta lucha. "Estamos construyendo una coalición internacional contra este flagelo", afirmó Rubio, subrayando que el objetivo es llevar esta batalla al escenario global.
Un mapa geopolítico en tensión
Esta estrategia de seguridad nacional ha generado una fractura geopolítica en América Latina. Mientras Brasil, Bolivia, Cuba, Colombia, Honduras y Nicaragua mantienen su apoyo a Maduro, países como Costa Rica, Guatemala, El Salvador y Panamá podrían sumarse a la coalición de Estados Unidos. Por su parte, Canadá, Chile, México y Uruguay han mantenido una posición neutral.
El despliegue naval se inició después de la cumbre entre Trump y Vladimir Putin en Alaska, lo que añade una capa de complejidad. A pesar de los fuertes intereses comerciales de Rusia en Venezuela y su rol de apoyo al régimen, el líder del Kremlin aún no ha condenado la operación militar de Estados Unidos.