A una semana de iniciar su primer viaje internacional desde que fue elegido Pontífice, el Papa León XIV dirigió un fuerte mensaje a la comunidad cristiana mundial. A través de la Carta Apostólica In unitate fidei, publicada en el marco de la conmemoración por los 1.700 años del Concilio de Nicea, el Papa llamó a los fieles a renovar su compromiso con la fe y a caminar "unidos como signo de paz", en un momento que considera decisivo tanto para la Iglesia como para el diálogo ecuménico.
El Vaticano confirmó que León XIV viajará el próximo 27 de noviembre a Turquía, donde rendirá homenaje al histórico Concilio de Nicea, considerado uno de los pilares doctrinales del cristianismo. Luego continuará su visita en Líbano, país con una fuerte tradición cristiana en Medio Oriente. Según el propio Pontífice, esta gira busca "dar un renovado empuje en la profesión de la fe", resaltando la necesidad de profundizar la herencia común entre los cristianos, independientemente de los credos o tradiciones particulares.
En el documento difundido ayer, el Papa sostiene que "en la unidad de la fe proclamada desde los orígenes de la Iglesia, los cristianos están llamados a caminar concordes, custodiando y transmitiendo con amor y alegría a Jesucristo". Para León XIV, esa unidad no es una mera aspiración teológica, sino un imperativo espiritual y pastoral que debe reflejarse tanto en la vida eclesial como en la vida cotidiana de los creyentes.
La Carta Apostólica propone además un examen de conciencia colectivo en torno al Credo de Nicea, texto fundacional que "inicia profesando la fe en Dios, el Omnipotente, creador del cielo y de la tierra". En ese sentido, el Papa invita a reflexionar sobre la fidelidad al testimonio cristiano, especialmente en un mundo marcado por conflictos, polarización, violencia y desconfianza hacia las instituciones religiosas.
El documento fue remitido por el Pontífice al presidente de la Comisión Teológica Internacional, el cardenal Prevost, con la instrucción de profundizar la relevancia cultural y social del Concilio de Nicea en el contexto contemporáneo. León XIV subraya que el desafío ecuménico es, al mismo tiempo, "teológico y espiritual", e insiste en que la unidad entre los cristianos "no empobrece, sino que enriquece".
"Tenemos necesidad de un ecumenismo espiritual de la oración y del culto, como el que inspiró el Credo de Nicea y Constantinopla", señala el Papa. En esa línea, advierte que la división entre cristianos ha tenido consecuencias dolorosas, no solo a nivel interno sino también en la imagen pública de la Iglesia. Cita, incluso, momentos históricos en los que se "combatió, mató, persiguió y discriminó en nombre de Dios", sustituyendo el anuncio de un mensaje de misericordia por una imagen "vengativa y temerosa" de la divinidad.
Recordando la enseñanza de León XIII, el Papa afirma que el Concilio de Nicea surgió "en medio de la más grande crisis en la historia de la Iglesia del primer milenio". Por ello, considera que la conmemoración del aniversario ofrece una oportunidad para revisitar la estrecha relación entre liturgia, fe y vida cristiana, y para profundizar lo que él define como la "recepción interior del Credo" en el mundo de hoy.
En el tramo final del documento, León XIV destaca que la centralidad del Credo se encuentra en la confesión de Jesucristo como "Señor y Dios", y llama a los cristianos a seguirlo como "Maestro, compañero, hermano y amigo". El camino del Evangelio —precisa el Papa— no es "largo y cómodo", sino un sendero que puede ser "exigente y hasta doloroso", pero que invita a redescubrir la esencia del mensaje cristiano.
"Frente a la catástrofe, a las guerras y a la miseria, podemos testimoniar la misericordia de Dios a quienes dudan de Él, si ellas pueden experimentar esa misericordia a través de nosotros", concluye el Pontífice, en un llamado directo a la acción pastoral y al compromiso concreto con los sufrientes.