Al menos 63 militares rusos murieron en un ataque de las tropas ucranianas en la localidad de Makiivka, en el este de Ucrania, anunció hoy el ministerio ruso de Defensa.

Según un portavoz de esa cartera, que no precisó la fecha del suceso, "cuatro misiles incendiarios" golpearon un centro de despliegue temporal del ejército ruso en Makiivka, una localidad ocupada por los rusos en la región oriental de Donetsk, recogió la agencia de noticias AFP.

Previamente, Ucrania había anunciado haber matado a 400 soldados rusos y herido a otros 300 en un ataque con misiles en Makiivka, en la noche del 31 de diciembre poco antes del fin de año, información que no fue confirmada por el gobierno de Moscú.

El misil alcanzó un edificio de Makiivka, donde se cree que estaban estacionadas las fuerzas rusas.

Así lo informaron hoy los medios de prensa ucranianos que publican fotos y videos del lugar donde supuestamente se encontraban los soldados rusos.

Alexander Sladkov, corresponsal de guerra del canal de televisión ruso Rossiya, informó que el ataque fue lanzado por las fuerzas de Kiev contra el "alojamiento militar" ruso en la ciudad ucraniana de Makiivka, en la región de Donetsk, en el este ucraniano, ocupada por las fuerzas de Moscú.

El golpe a la base se lanzó a la medianoche, mientras los soldados rusos estaban en la mesa para celebrar el Año Nuevo, informó la agencia de noticias Ansa.

Sin embargo, la cifra de 400 muertos que informaron las Fuerzas Armadas de Kiev aún no fue verificada y, si bien las autoridades prorrusas en esa región ucraniana reconocieron la existencia de víctimas, no confirmaron las brindadas por Kiev, informó la cadena de noticias BBC.

Horas después del ataque en Makiivka, el gobernador regional de la capital ucraniana, Oleksiy Kuleba, declaró que un ataque con drones y misiles tuvo como objetivo infraestructuras clave.

El ataque dejó un herido y un dron ruso destruido.

El ejército de Kiev alertó de los últimos ataques poco después de la medianoche de hoy.

Rusia lleva varios meses atacando las infraestructuras energéticas de Ucrania, destruyendo centrales eléctricas y sumiendo a millones de personas en la oscuridad durante el gélido invierno del país.