Swap con China: El Gobierno no cancelaría el acuerdo sin un compromiso claro de EE.UU.
El Ejecutivo sostiene que no gastará reservas del Banco Central para suspender el acuerdo con el gigante asiático y busca hacer equilibrio entre ambos países en medio de las tensiones comerciales.

En un contexto de creciente tensión entre China y Estados Unidos, el Gobierno dejó en claro que no suspenderá el swap de divisas con China —acuerdo renovado por 12 meses la semana pasada por un valor de 5.000 millones de dólares— a menos que reciba una alternativa concreta por parte de la Reserva Federal estadounidense. Esta posición evidencia una estrategia de equilibrio entre los dos gigantes globales y refleja la prioridad de conservar las reservas del Banco Central.

Desde Casa Rosada sostienen que interrumpir el swap sin una garantía de respaldo sería contraproducente en términos financieros y diplomáticos. "Si EE.UU. quiere que dejemos el swap con China, que nos den uno ellos", es la frase que resuena con fuerza en sectores del oficialismo.

Estados Unidos presiona para desactivar el acuerdo, pero Argentina exige reciprocidad

Durante una reunión reciente entre el presidente Javier Milei, el ministro de Economía Luis Caputo y el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, se abordó el tema del swap. Bessent instó al Gobierno argentino a acumular reservas para poder cancelar el acuerdo con China y advirtió sobre posibles "acuerdos rapaces" del país asiático en América Latina.

Estas declaraciones provocaron una dura respuesta del embajador chino en Argentina, Wang Wei, quien calificó los dichos como "maliciosas difamaciones y calumnias", dejando al descubierto la sensibilidad geopolítica que rodea a estos acuerdos bilaterales.

El complejo panorama geopolítico y el juego de equilibrios del Gobierno de Milei

La situación expone las diferencias estructurales entre las políticas monetarias de ambos países. En Estados Unidos, la Reserva Federal funciona de manera autónoma, bajo el control del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), por lo que ni siquiera una figura como Donald Trump podría garantizar un swap bilateral. En contraste, en China, el presidente Xi Jinping tiene poder para intervenir directamente en decisiones estratégicas de ese tipo.

Ante este escenario, el Gobierno argentino opta por mantener relaciones activas y equilibradas con ambas potencias. En este sentido, reconocen que China continúa siendo un socio comercial clave, mientras que Estados Unidos representa una oportunidad para mejorar las condiciones del comercio exterior y acceder a nuevos mercados.

Avances con China en infraestructura energética y negociaciones comerciales con EE.UU.

En paralelo al debate por el swap, el Ejecutivo confirmó avances en las negociaciones con China para retomar las obras de las represas hidroeléctricas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, ubicadas en Santa Cruz. Ambas infraestructuras son clave para el desarrollo energético del país, y se espera que las construcciones se reanuden en los próximos meses gracias a un nuevo entendimiento bilateral.

Simultáneamente, el Gobierno avanza en un ambicioso acuerdo comercial con Estados Unidos, que incluiría la baja recíproca de aranceles sobre más de 50 productos argentinos. La negociación está liderada por el canciller Gerardo Werthein junto al secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, y forma parte de una estrategia más amplia que incluiría una reunión entre Milei y Donald Trump en mayo, en la Casa Blanca.

Próximas reuniones clave definirán el rumbo económico internacional del país

La posición del Gobierno argentino deja en evidencia una estrategia pragmática y diplomáticamente equilibrada. Mientras China asegura financiamiento estratégico e inversión en infraestructura, Estados Unidos representa una vía clave para mejorar el acceso comercial y lograr respaldo institucional.

El swap con China seguirá vigente a menos que Estados Unidos formalice una alternativa seria y viable, algo poco probable dada la independencia operativa de la Reserva Federal. En este contexto, los próximos encuentros internacionales —especialmente los previstos con Trump y Xi Jinping— serán cruciales para definir el curso económico y geopolítico de la Argentina.