Mariano Leguizamón tenía 38 años y era oriundo de Bañado de Ovanta, departamento Santa Rosa. El pasado viernes 2 de abril fue a atenderse en el hospital de esa localidad por un fuerte dolor estomacal. Ese mismo día lo internaron. El hombre fue dado de alta el domingo, pero a los malestares continuaron. “No se veía nada bien y lo volvieron a atender”, relató Vanesa Ibáñez, hermana de Mariano.
Al día siguiente y luego de llevar a su hermano a Los Altos para que le realizaran una ecografía, Vanesa se comunicó con el médico de guardia del hospital de Bañado de Ovanta, el Dr. Bravo, solicitando la derivación al Hospital San Juan Bautista de la ciudad Capital, pero se la negó. “Le pedí que me dé una derivación a la ciudad, pero él no consideraba que el cuadro sea para una derivación. También me dijo que estaba sin personal y que la ambulancia había que desinfectarla”, señaló la mujer.
Tras la negativa del médico, se comunicó con el director del hospital de Bañado de Ovanta, Mauricio Luna, solicitando la derivación dado que su hermano había desmejorado su estado de salud. ”Lo llamé por privado para pedirle la ambulancia y me dijo que estaba disponible y había personal. La derivación se hizo alrededor de las 11 de la noche”.
Lamentablemente, la autorización llegó muy tarde y Mariano murió de un paro cardiorrespiratorio al llegar al Hospital San Juan Bautista.
“Me parece una falta de respeto, pongo en duda que sea médico. El daño está hecho, pero lo hago público por lo menos para que no vuelva a pasar con otras personas. Su ética es para salvar vidas, pero no cuenta con nada, no tuvo ni sensibilidad”, lamentó Vanesa.