Fiambalá atraviesa una de sus temporadas más exitosas como destino turístico. Con la llegada del receso invernal en varias provincias, la ciudad cordillerana experimenta una ocupación plena, con visitantes de todo el país e incluso del extranjero. Reconocida oficialmente como la "Capital de la Cordillera y del Turismo Aventura", se reafirma como el único destino de Catamarca con turismo activo durante las cuatro estaciones.
Durante el último fin de semana largo, las imágenes lo dejaron claro: alojamientos colmados, restaurantes sin disponibilidad, comerciantes celebrando ventas récord y una demanda sostenida de productos artesanales. El imponente paisaje cordillerano, la calidez de su gente y su diversidad de propuestas hicieron de Fiambalá una experiencia inolvidable.
Termas de Fiambalá: un clásico renovado
Entre los atractivos más destacados se encuentran las Termas de Fiambalá, un complejo de piletas naturales enclavadas en plena montaña que sigue sorprendiendo por su belleza y serenidad. Gracias al trabajo de recuperación impulsado por el municipio bajo la gestión del intendente Raúl Úsqueda, el predio termal presenta una notable mejora tras casi una década de deterioro.

Las principales novedades incluyen la incorporación de conexión a internet, un servicio clave para emergencias o para quienes desean mantenerse conectados. Además, se rehabilitaron cabañas dentro del predio, ampliando las opciones de alojamiento para quienes buscan relajarse más de un día en las aguas termales.
La venta de entradas también se modernizó: ahora se realiza en la Oficina de Turismo del edificio municipal, lo que permite asignar turnos organizados, evitar filas y asegurar una experiencia ordenada y segura.
Una propuesta turística integral
Fiambalá va mucho más allá de sus famosas termas. El destino ofrece una combinación única de naturaleza, historia, cultura y sabores regionales. Las Dunas de Tatón, las Lagunas Altasandinas, la Ruta del Adobe y la Ruta de la Fe son solo algunos de los puntos que invitan a los turistas a adentrarse en el alma del oeste catamarqueño.
Uno de sus mayores tesoros es su zona cordillerana, hogar de paisajes imponentes:
Los Seismiles: la segunda mayor concentración de volcanes del mundo, con gigantes como el Pissis y el Ojos del Salado, elegidos por montañistas y fotógrafos internacionales.
Cañón del Indio: un impactante corredor natural de paredones rojizos, ideal para trekking y aventura.
Balcón del Pissis: un mirador de altura desde donde se aprecian cumbres nevadas y salares, accesible según el clima.
Escenarios cromáticos: paisajes que combinan ocres, violetas y rojos en postales que parecen de otro planeta.
La experiencia se completa con bodegas que ofrecen vinos de altura, museos, ferias artesanales, campings familiares y una gastronomía regional que rescata sabores autóctonos.
Con una de las mayores capacidades hoteleras del interior catamarqueño, Fiambalá cuenta con una amplia oferta de alojamientos que incluye cabañas, hoteles, hostales y viviendas adaptadas al turismo. Una propuesta accesible y versátil que invita a quedarse más tiempo.