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Urbanc: “Madre, que no nos cansemos de amar, de perdonar, de compartir, de rezar”

En el tercer día del Septenario en honor de la Virgen del Valle.

21 Abril de 2020 22.36

El martes 21 de abril, tercer día del Septenario en honor de Nuestra Madre del Valle, durante la última Misa de la jornada, rindieron su homenaje quienes trabajan en los ámbitos del transporte, las comunicaciones, el Correo, taxis y remises, como también pueblos originarios y colectividades con sus respectivos consulados.
La Eucaristía fue presidida por el Obispo Diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el Vicario General de la Diócesis, Pbro. Julio Quiroga del Pino, y el Capellán de la Catedral Basílica y Santuario Mariano, Pbro. Lucas Segura.


Al comenzar su homilía, Mons. Urbanc saludó a los alumbrantes, y seguidamente pasó a referirse a cómo vivían los primeros cristianos, compartiendo todo, que en  los Hechos de los Apóstoles se nos narra y que se leyó en esta celebración. “Qué iluminador el texto para posibilitar un encuentro real entre pueblos originarios y miembros de otras culturas o continentes, sobre todo, hoy que la migración es un fenómeno masivo y que genera muchos complejos desafíos que no se resuelven sólo con buena voluntad, sino que exigen profundas motivaciones y convicciones para saber aceptar las diferencias y enriquecerse con ellas”, expresó. Luego agregó: “La presencia de alguien distinto es cuestionador de nuestras rutinas y arraigadas costumbres. Pero que, como creyentes, estamos llamados a poner los medios para un encuentro sereno, respetuoso, gradual e inclusivo”.


Más adelante, el Obispo Diocesano explicó que “el texto del Evangelio es continuación del de ayer: Jesús le va haciendo ver a Nicodemo que es necesario que se tome la vida en serio, no apoyándose en su propio quehacer como fuente de salvación, sino en la Misericordia de Dios, como fuente de salvación para todo aquel que crea en Jesús, el que murió en la Cruz y al tercer día resucitó y nos reconcilió con Dios, su Padre, y con nuestros semejantes”.
Hacia el término de su predicación, hizo una reflexión sobre la situación actual a raíz de la pandemia para concluir rezando: “Querida Madre Morena del Valle, escucha nuestra súplica en medio de nuestros gemidos y quejidos frente al dolor, la incertidumbre y la muerte. Que tengamos el valor de saber compartir con los demás lo que Dios en su providencia nos concede, antes de que la muerte o circunstancias adversas nos lo quiten, a fin de que aprendamos que sólo somos dueños de lo que estamos dispuestos a dar. Que no sólo demos cosas, o tiempo, sino que nos brindemos cada uno de nosotros como un don de Dios para los demás, sea quien fuere, a ejemplo de tu Hijo Jesús, que no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate de una multitud. Madre, que nos cansemos de amar, de perdonar, de compartir, de rezar, de hacer penitencia y de alimentarnos con el Pan de la Palabra y de la Eucaristía, para tener la fuerza y prontitud para servir al prójimo”.


Antes de la bendición final, se rezó la Oración del Año Mariano Nacional y se honró a la Madre Morena con el canto.
Concluida la ceremonia religiosa se pasaron dos videos, uno de Salud Municipal y otro de la Pastoral Universitaria.
La jornada tuvo como corolario la lectio divina, a cargo del Padre Oscar Tapia, responsable de la Pastoral Bíblica Diocesana, quien se refirió a la Visitación de María a su prima Isabel.
En la ocasión, reflexionó sobre el tema de la vida humana, tomando la referencia de la vida de Jesús en el vientre de María y la vida de San Juan en el vientre de Isabel. Cerró este momento con la Palabra de Dios, rezando el Magníficat.