Ganar el Telekino o el Quini 6 no solo es una cuestión de azar, sino también de impuestos. La legislación argentina establece una retención del 31% sobre una base imponible equivalente al 90% del premio, lo que en la práctica significa que los afortunados deben resignar alrededor del 27,9% del total obtenido.
Según la Ley 20.630, vigente desde 1974, este tributo alcanza a loterías, rifas, concursos y apuestas deportivas organizadas oficialmente en el país. Solo están exentos los premios cuyo monto neto no supere los $1.333,33.
Un caso reciente fue el de una jubilada de Oberá, Misiones, que ganó $2.887 millones, además de una casa, un auto y un viaje a Río de Janeiro. Del pozo acumulado, se le descontaron $80,5 millones en concepto de impuestos.
Algo similar ocurrió con un vecino de Villa María, Córdoba, que en julio acertó los seis números del Quini 6 y ganó $362,8 millones. Tras la retención, recibió en mano $261,6 millones, mientras que el fisco se llevó más de $101 millones.
En el caso del Quini 6, cuyo ticket cuesta $100, los sorteos se realizan los miércoles y domingos a las 21.30 en la Lotería de Santa Fe. El juego permite participar en distintas modalidades: Tradicional, Segunda, Revancha y Siempre Sale.
La carga impositiva no solo alcanza a los apostadores. Desde 2016, la Ley 27.346 fijó una alícuota del 41,5% para las rentas obtenidas por la explotación de casinos, máquinas electrónicas y plataformas digitales.
A nivel federal, la retención aplicada por la Lotería Nacional es del 1% del premio, aunque cada provincia puede imponer cargas adicionales. En la Ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, la retención asciende al 6%.
El debate sobre la alta presión impositiva en los juegos de azar sigue abierto: mientras el Estado defiende el tributo como una fuente clave de recaudación, los apostadores lo sienten como una pesada carga que reduce significativamente sus premios.