Corea del Norte probó un presunto misil balístico intercontinental que lanzó al mar, según los ejércitos de países vecinos.
De esta manera Pyongyang eleva la presión en una campaña que busca obligar a Estados Unidos y a otros rivales a aceptar que es una potencia nuclear y a eliminar las sanciones en su contra.
La prueba amplía las realizadas este año y se produjo después de que los ejércitos estadounidense y surcoreano advirtieran que Corea del Norte preparaba un nuevo misil balístico intercontinental de gran tamaño.
Los detalles de la prueba del misil balístico
El Estado Mayor y el Ministerio de Defensa de Corea del Sur comunicaron que el supuesto misil balístico intercontinental se disparó desde la zona de Sunan, próxima a la capital de Corea del Norte, y recorrió 1080 kilómetros con una altura máxima de más 6200 km.
El primer ministro de Japón Fumio Kishida dijo a la prensa que el supuesto misil pudo haber caído cerca de sus aguas territoriales, ante la isla norteña de Hokkaido.
El secretario del gobierno japonés Hirokazu Matsuno explicó que el presunto misil voló durante 71 minutos y que podrían buscar restos dentro de su zona de exclusión económica para analizar la tecnología armamentística de Corea del Norte.
La reacción de Corea del Sur
El ejército de Corea del Sur respondió con maniobras con fuego con misiles, lanzados desde vehículos terrestres, un buque y un avión, ante la prueba del presunto misil balístico intercontinental que lanzó Corea del Norte.
El presidente de Corea del Sur Moon Jae-in convocó una reunión urgente del Consejo de Seguridad Nacional.
Jae-in criticó al líder norcoreano Kim Jong Un y consideró que la prueba supone una “grave amenaza'' para la región y para la comunidad internacional.
Jae-in les pidió a sus funcionarios que apliquen “todas las medidas de respuesta posibles'', en base a su alianza con Estados Unidos y con otros socios internacionales.
La posición de Estados Unidos
Estados Unidos condenó la prueba del presunto misil balístico intercontinental que lanzó Corea del Norte.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki calificó la acción norcoreana como una “violación descarada” de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que podría desestabilizar la seguridad en la región.
Psaki planteó: ”La puerta a la diplomacia no se cerró, pero Pyongyang debe cesar de inmediato sus acciones desestabilizadoras. Estados Unidos tomará todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de su territorio y de la República de Corea y de los aliados japoneses''.
