El mundo reacciona al ataque de EE.UU. a Irán: "Ahora la guerra comenzó"
Tras los bombardeos sobre Fordo, Natanz e Isfahán, Irán y sus aliados prometen represalias, mientras la comunidad internacional advierte sobre una escalada sin precedentes.

La madrugada del domingo y las últimas horas del sábado se convirtieron en el epicentro de una nueva y peligrosa escalada en Medio Oriente, cuando el presidente estadounidense, Donald Trump, confirmó el "éxito" de un ataque militar contra tres emplazamientos nucleares clave en Irán: Fordo, Natanz e Isfahán. El propio Trump, a través de su cuenta en la red social Truth, detalló que "se lanzó una carga completa de bombas sobre la principal instalación, Fordo", refiriéndose al complejo subterráneo iraní.

La respuesta iraní no se hizo esperar. Un posteo en la cuenta de X asociada a la Guardia Revolucionaria Iraní sentenció: "Ahora la guerra comenzó", reflejando la gravedad de la situación. Paralelamente, Hazam al-Assad, uno de los líderes hutíes de Yemen, aliado de Teherán, advirtió que "Washington enfrentará las consecuencias".

La Organización de Energía Atómica de Irán se pronunció el domingo, asegurando que no permitirá que se detenga el desarrollo de su "industria nacional", en una clara alusión a su programa nuclear. Además, denunció que los bombardeos estadounidenses violan el derecho internacional, aunque sin precisar el alcance de los daños.

Desde Israel, el primer ministro Benjamin Netanyahu expresó su gratitud a Trump, calificando el ataque de "audaz" y asegurando que marca "un punto de inflexión histórico" que podría conducir a la paz en Medio Oriente. "Le agradezco, el pueblo israelí le agradece", declaró Netanyahu en un mensaje de video, destacando la acción de Estados Unidos como "verdaderamente sin igual".

La preocupación internacional se materializó en la voz del secretario general de la ONU, António Guterres, quien manifestó su "preocupación" y tildó los ataques de "escalada peligrosa en una región que ya se encuentra al borde del abismo". Guterres hizo un llamado a la cordura, afirmando que "en estos momentos tan convulsos, es fundamental evitar una espiral de caos" y recalcando que "no hay solución militar. El único camino a seguir es la diplomacia. La única esperanza es la paz".

Tras el ataque, el jefe de la Casa Blanca reiteró que se trata de un "momento histórico para Estados Unidos, Israel y el mundo", instando a Irán a "aceptar ahora el fin de esta guerra". Trump confirmó la retirada de todas las aeronaves involucradas, asegurando que "regresan sanas y salvas".

La operación se gestó después de que Trump, al regresar de su club de golf en Nueva Jersey, programara una reunión del Consejo de Seguridad Nacional en el Despacho Oval. Una publicación del presidente en la que afirmaba "Fordo se fue" fue eliminada, aunque se conservan capturas de pantalla.

A pesar de la magnitud del ataque, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) comunicó que, "hasta el momento, no se ha registrado ningún aumento en los niveles de radiación fuera de las instalaciones".

Fuentes cercanas a las conversaciones, que hablaron bajo condición de anonimato con The New York Times, indicaron que Israel fue alertado de los bombardeos. El presidente Trump habría conversado con el primer ministro Netanyahu después de los ataques.

En Israel, figuras como el exministro de Defensa, Yoav Gallant, elogiaron la decisión de Trump como "valiente para Estados Unidos, para Israel, para toda la humanidad", afirmando que "el mundo es un lugar más seguro ahora".

El apoyo a la medida de Trump también resonó en el Congreso estadounidense. Numerosos congresistas republicanos, y al menos un demócrata, elogiaron al presidente. Senadores como Lindsey Graham, John Cornyn, Katie Britt, Markwayne Mullin y Roger Wicker expresaron su respaldo, calificando la acción de "bien hecha", "valiente y correcta", "fuerte y precisa", y una decisión "deliberada y correcta" para eliminar la "amenaza existencial" que representa el régimen iraní. Wicker enfatizó que ahora se deben tomar "decisiones muy serias para proporcionar seguridad a nuestros ciudadanos y aliados".

Paralelamente a los bombardeos, Estados Unidos inició vuelos de evacuación para sus ciudadanos en Israel. El embajador estadounidense en Jerusalén, Mike Huckabee, informó en X sobre la asistencia ofrecida a ciudadanos y residentes permanentes en Israel o Cisjordania. Un funcionario del Departamento de Estado confirmó que unas 70 personas fueron trasladadas de Tel Aviv a Atenas en dos vuelos gubernamentales, aunque instó a los ciudadanos a evacuar por sus propios medios si les era posible.