En su última audiencia general del año, el Papa León XIV llamó a realizar un examen de conciencia, recordó la muerte de su predecesor y lamentó los conflictos armados que siguen devastando al mundo. Además, destacó el impacto del Jubileo, que cerrará oficialmente el próximo 6 de enero.
En el marco de la última audiencia general del año, el papa León XIV ofreció este miércoles una reflexión profunda sobre un 2025 marcado por acontecimientos trascendentes para la Iglesia y la humanidad. Ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro, el pontífice lamentó que el año haya estado signado por la devastación de la guerra en distintas regiones del planeta y por la muerte del "añorado" Papa Francisco, fallecido en abril pasado.
Durante su catequesis, pronunciada en un clima de recogimiento y pese a las bajas temperaturas, León XIV invitó a los fieles a realizar una mirada introspectiva sobre el tiempo transcurrido. "El año que ha pasado ha estado marcado por eventos importantes: algunos felices, como la peregrinación de tantos fieles con ocasión del Año Santo", expresó el pontífice, al tiempo que destacó la masiva participación de creyentes en las celebraciones del Jubileo.
Sin embargo, el Papa no eludió los momentos de dolor que atravesaron a la comunidad internacional y a la Iglesia. En ese sentido, recordó con especial emoción la muerte de Francisco, a quien definió como "añorado", y subrayó su legado espiritual y pastoral. Asimismo, advirtió sobre los "escenarios de guerra que siguen devastando el planeta", una realidad que, según señaló, interpela a la conciencia colectiva y exige un compromiso renovado con la paz.
En este contexto, León XIV llamó a los fieles a encomendar el futuro a la Providencia divina. "Al concluir el año, la Iglesia nos invita a poner todo frente al Señor, encomendándonos a Su Providencia y pidiéndole que se renueven, en nosotros y a nuestro alrededor, los prodigios de su gracia y de su misericordia", afirmó, en un mensaje centrado en la esperanza y la renovación espiritual.
El pontífice instó además a realizar un "honesto examen de conciencia", alentando a meditar sobre lo recibido de Dios durante el año y a reflexionar sobre la respuesta personal y comunitaria a esos dones. En sus palabras, exhortó a "valorar nuestra respuesta a sus dones y pedir perdón por todos los momentos en los que no hemos sabido atesorar sus inspiraciones e invertir mejor los talentos que nos ha confiado".
En otro tramo de su mensaje, León XIV celebró especialmente la experiencia del Jubileo, iniciado por Francisco y que él mismo cerrará oficialmente el próximo 6 de enero. A lo largo del año, millones de peregrinos de todo el mundo llegaron a Roma para cruzar la Puerta Santa, en busca de perdón y renovación espiritual. "Muchos peregrinos han venido desde todas las partes del mundo a rezar sobre la Tumba de Pedro y a confirmar su adhesión a Cristo", destacó.
El Papa remarcó que esta experiencia jubilar recuerda que la vida cristiana es un camino permanente. "Toda nuestra vida es un viaje, cuya meta última transciende el espacio y el tiempo, para cumplirse en el encuentro con Dios y en la plena y eterna comunión con Él", sostuvo ante los fieles.
Antes de la audiencia general, León XIV recorrió una plaza de San Pedro colmada a bordo del tradicional papamóvil, deteniéndose para bendecir a numerosos niños y saludar a los asistentes. Entre ellos se encontraba un grupo de 35 jóvenes palestinos que llegaron a Roma con motivo del Jubileo, en un gesto que subrayó el carácter universal del encuentro.
La jornada culminará por la tarde con la celebración de la última misa del año en la basílica de San Pedro, donde se entonará el tradicional himno del Te Deum como señal de agradecimiento, cerrando así un año de contrastes, marcado por el dolor, la fe y la esperanza.