A menos de un año de asumir el pontificado, el Papa León XIV vuelve a marcar diferencias con su antecesor. En las últimas horas, el Vaticano se convirtió nuevamente en centro de atención mundial a partir de dos gestos que impactaron tanto en lo espiritual como en lo institucional: un mensaje emotivo dirigido a los jóvenes y la restitución de un beneficio económico suspendido por el papa Francisco.
A través de su cuenta oficial en X (ex Twitter), León XIV compartió un mensaje en el marco del próximo Jubileo de los Jóvenes, en el que instó a vivir la fe de forma comprometida y real. "Queridos jóvenes, quisiera que todo lo que vivan durante el #JubileoDeLosJóvenes lo conserven siempre en sus corazones. Pero, por favor, que no quede solo como un recuerdo en unas bonitas fotos", escribió el Pontífice, en un mensaje que fue interpretado como una invitación a vivir la espiritualidad de forma activa y auténtica.
El texto concluye con un llamado a servir a los demás desde el amor gratuito de Dios: "Amen y sirvan gratuitamente en lo cotidiano, porque han experimentado el gozo de ser amados primero, y porque todo lo han recibido gratuitamente del Padre Dios". El tono directo y pastoral del mensaje generó múltiples lecturas en el mundo católico, especialmente por su enfoque centrado en la juventud y el testimonio cotidiano.
El regreso del "pago de sede vacante"
Pero la mayor sorpresa llegó desde el plano administrativo. En una decisión que marca un giro respecto a la política de austeridad impulsada por Francisco, León XIV ordenó la restitución del histórico "pago de sede vacante", una gratificación económica que solía entregarse a los empleados del Vaticano tras la elección de un nuevo Papa.
Este beneficio, que tiene más de cinco siglos de historia, había sido eliminado por Francisco en su búsqueda por reducir privilegios y gastos superfluos. La reactivación implicó un desembolso total de unos 2,5 millones de euros, distribuidos en pagos únicos de 500 euros a aproximadamente 5.000 empleados. La bonificación alcanzó a trabajadores de la Curia Romana, los museos vaticanos, la farmacia, la biblioteca y los medios oficiales del Vaticano.
Si bien el Papa no hizo comentarios públicos al respecto, fuentes internas aseguraron que la medida fue una manera de agradecer al personal que mantiene en funcionamiento diario la estructura de la Iglesia. Para muchos, se trata de una señal clara de que León XIV busca mantener el respeto por ciertas tradiciones internas, al tiempo que imprime un estilo propio en la conducción del Vaticano.
Una nueva impronta papal
Ambos gestos —el mensaje espiritual y la decisión económica— reflejan un cambio de estilo en el liderazgo de León XIV. Mientras Francisco priorizó la austeridad, la descentralización del poder y una Iglesia más despojada, el nuevo pontífice parece combinar el simbolismo religioso con acciones concretas hacia el interior de la institución.
La medida generó distintas reacciones. Algunos la interpretan como un intento de fortalecer la cohesión interna tras el cambio de liderazgo. Otros, en cambio, critican el regreso de prácticas que habían sido eliminadas en pos de una Iglesia más austera y equitativa.
Con señales sutiles pero elocuentes, León XIV va delineando una gestión con sello propio, que no busca replicar el pasado inmediato, sino abrir un nuevo capítulo en la historia reciente del papado.