El Papa volvió a dejar abierta la posibilidad de realizar una visita a la Argentina y Uruguay, al mencionar su interés por regresar a América Latina durante una conversación con periodistas que lo acompañaron en el vuelo de regreso a Roma. El diálogo tuvo lugar tras concluir su primera gira pastoral, que incluyó una visita al Líbano, y en un contexto donde crece la expectativa regional por una eventual llegada del Pontífice a su país natal.

El Sumo Pontífice anunció que su próximo viaje confirmado será a Argelia, una visita que se enmarca en su agenda internacional centrada en el diálogo interreligioso, la paz y la atención a comunidades vulnerables. En este marco, al ser consultado por una corresponsal argentina sobre la posibilidad de viajar a la región, el Papa respondió con una declaración que encendió nuevamente el interés en la Argentina.

"Evidentemente, me gustaría mucho visitar América Latina, la Argentina y Uruguay, que están esperando la visita del Papa. Perú, creo que me recibirán, y si voy a Perú también muchos países vecinos, pero el proyecto aún no está definido", expresó. La respuesta fue leída como una manifestación de deseos más que como una confirmación, pero aun así reactivó las expectativas sobre una eventual visita papal luego de años de especulaciones y versiones cruzadas.

Las declaraciones fueron recogidas por la Agencia Noticias Argentinas a partir de la cobertura de Vatican News, que difundió detalles del intercambio entre el Papa y los periodistas durante el vuelo. La consulta que motivó su respuesta fue realizada por la corresponsal argentina Elisabetta Piqué, quien desde hace años cubre la actividad del Vaticano y ha seguido de cerca los movimientos diplomáticos y pastorales del Pontífice relacionados con su país de origen.

Además de mencionar su intención de volver a América Latina, el Papa también hizo referencia a otros temas de actualidad internacional, entre ellos la situación política y social de Venezuela, un país que continúa atravesando tensiones internas y presiones externas. En ese marco, explicó que tanto la Conferencia Episcopal como el nuncio apostólico trabajan en búsqueda de soluciones pacíficas.

Sostuvo que desde la Iglesia se buscan "maneras para calmar la situación, buscar sobre todo el bien del pueblo porque, muchas veces, quien sufre en estas situaciones es el pueblo, no son las autoridades". Sus palabras reflejaron la preocupación del Vaticano por las consecuencias humanitarias derivadas de la crisis venezolana.

El Papa también se refirió a las señales contradictorias que llegan desde Estados Unidos respecto de su postura sobre Venezuela. "Las voces que vienen de Estados Unidos cambian y con cierta frecuencia. Por un lado, parece que ha habido una conversación por teléfono de los dos presidentes. De otro lado, hay ese peligro, esa posibilidad de que haya alguna actividad, alguna operación, incluso invadiendo territorio de Venezuela", advirtió.

Frente a ese escenario de incertidumbre, volvió a insistir en la necesidad del diálogo como herramienta para evitar escaladas de conflicto. "Yo no sé más, yo de nuevo creo que es, digamos, mejor buscar maneras de diálogo, quizás presión, incluso presión económica, pero buscando otra manera para cambiar, si es lo que decide hacer Estados Unidos", planteó.

Sus declaraciones dejaron en claro que, más allá de su posible agenda latinoamericana, el Papa mantiene una mirada atenta sobre los conflictos globales y las tensiones diplomáticas que atraviesan a distintos países de la región. Mientras tanto, en Argentina y Uruguay, sus palabras reavivaron el debate sobre la posibilidad de recibir por primera vez a un Papa argentino en ejercicio, una visita esperada desde el inicio de su pontificado pero aún sin confirmación oficial.