La antesala de la jura de los nuevos legisladores en la Cámara de Diputados se ha convertido en un campo de batalla donde los gobernadores de todo el país compiten ferozmente por el poder residual que queda por fuera de la polarización central. Dos grupos de mandatarios provinciales, uno con anclaje en la experiencia de Provincias Unidas y otro que busca una mayor sintonía con el Gobierno nacional, han acelerado la conformación de interbloques legislativos. Su objetivo es claro: coronarse como la tercera fuerza en un Congreso que se prevé de máxima tensión.
La recompensa de esta carrera contra el reloj, cuya línea de meta es la sesión preparatoria del próximo miércoles, es la crucial Vicepresidencia Tercera de la Cámara. Pero la disputa va más allá del protocolo: la tercera fuerza será fundamental para obtener los pocos lugares disponibles en las comisiones permanentes que no serán controlados por el oficialismo o la principal oposición, otorgando a los gobernadores una voz amplificada en la discusión de proyectos clave.
El bloque de Provincias Unidas
El primer movimiento estratégico lo dio el frente Provincias Unidas. El pasado miércoles, los gobernadores de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y de Chubut, Ignacio Nacho Torres, junto a la vicegobernadora de Córdoba, Myrian Prunotto, se reunieron en el Congreso para enviar un mensaje político contundente: su alianza no fue solo un pacto electoral efímero, sino una "fuerza viva" con intención de incidir fuertemente en la agenda legislativa.
La estructura tentativa de este espacio incluye un núcleo fuerte de seis diputados cordobeses (alineados con Juan Schiaretti), los socialistas santafesinos Esteban Paulón y Pablo Farías, el bonaerense Pablo Juliano, y el jujeño Jorge Colo Rizzotti. Como figura de liderazgo, se perfila la santafesina de extracción PRO, Gisela Scaglia, quien pide pista para ser la jefa de bloque. También se sumarían dos legisladores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Martín Lousteau y Mariela Coletta.
Para alcanzar la estatura de tercera fuerza, sin embargo, necesitan sumar más voluntades. Las gestiones apuntan hacia el radicalismo: buscan convencer a la jujeña María Inés Zigarán, que responde al gobernador Carlos Sadir, y al correntino Diógenes González.
La decisión sobre González recae directamente en el gobernador radical Gustavo Valdés, quien debe elegir si encuadra a su diputado en Provincias Unidas o en el bloque de la Unión Cívica Radical (UCR). Si Valdés acepta presidir el Comité Nacional de la UCR, una propuesta que se le ha hecho, su margen de maniobra para enviar a su legislador a un bloque ajeno al partido histórico será mínimo.
Además, hay dudas sobre el santacruceño José Luis Garrido, que espera la señal del gobernador Claudio Vidal, y el entrerriano Francisco Morchio, cuyo destino será definido junto al gobernador Rogelio Frigerio la próxima semana.
El Eje del Norte Grande
En el carril opuesto, se conforma otro poderoso grupo de gobernadores con fuerte inserción territorial. Al día siguiente del cónclave de Provincias Unidas, los mandatarios de Salta, Gustavo Sáenz; de Catamarca, Raúl Jalil; y de Tucumán, Osvaldo Jaldo, protagonizaron una reunión en la Casa de la Provincia de Salta que generó un fuerte impacto mediático.
De este encuentro surgió un plan ambicioso para armar un interbloque federal con eje en el Norte Grande. Esta coalición busca sumar a los diputados de estas tres provincias con el influyente bloque de los misioneros del Frente de la Concordia, liderado por Carlos Rovira y el gobernador Hugo Passalacqua. Si bien Rolando Figueroa de Neuquén participó en la reunión de gobernadores, su bloque no sería parte inicial de este nuevo reagrupamiento.
Este interbloque federal mantiene negociaciones intensas para sumar a diputados de otros espacios, incluyendo a los dos legisladores del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), Oscar Zago y Claudio Falcone, así como a una parte de los cuatro integrantes del bloque Coherencia, como Carlos D'Alessandro y Gerardo González.
En paralelo, siguen abiertas las negociaciones para integrar a figuras históricas como Miguel Pichetto y Nicolás Massot de Encuentro Federal, y a los dos diputados de la Coalición Cívica (CC), Maximiliano Ferraro y Mónica Frade.
No obstante, las gestiones se han topado con la sensibilidad política de Pichetto. El dirigente de Río Negro se sintió "dolido" al enterarse por la prensa de que Provincias Unidas buscaba reemplazarlo en la presidencia de su espacio para imponer a Scaglia. Tanto Pichetto como la Coalición Cívica comparten la necesidad de no "licuarse" en un único bloque. Ambos exigen que cualquier acuerdo se instrumente a través de un interbloque con varias bancadas, donde se respeten las identidades y autonomías particulares de cada sector.
La tensión prelegislativa evidencia que la política argentina se debate entre dos modelos: la polarización binaria que domina el debate público y la capilaridad territorial de los gobernadores, que buscan crear un espacio propio de negociación para proteger los intereses de sus provincias. Con una fecha límite tan cercana, el resultado final de esta competencia por el tercer lugar es completamente incierto, pero será definitorio para la gobernabilidad y el debate de las primeras leyes del nuevo ciclo político.
