Brote de hepatitis A: Salud declaró alerta en todo el país
En lo que va del año ya se confirmaron casi tantos casos como en todo 2024. Expertos advierten sobre la necesidad de reforzar la vacunación, el diagnóstico oportuno y las medidas de prevención para contener la expansión del virus.

El Ministerio de Salud de la Nación declaró a todo el país como zona de brote de hepatitis A, tras detectar un aumento sostenido de casos durante el primer semestre del año. Solo en los primeros seis meses de 2025 se confirmaron 69 contagios, una cifra que prácticamente iguala a la registrada durante todo el año anterior, lo que encendió las alarmas en el sistema sanitario y devolvió visibilidad a esta enfermedad prevenible pero potencialmente grave.

La hepatitis es una inflamación del tejido hepático que puede presentarse en forma aguda o crónica. Según el Dr. Díaz Pantoja, cirujano hepatobiliopancreático del Hospital Italiano, "en la mayoría de los casos está vinculada a infecciones virales, aunque también puede deberse a causas autoinmunes, tóxicas o metabólicas".

A nivel global, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que más de 300 millones de personas viven con hepatitis B o C. En Argentina, solo en 2023, se reportaron 2232 casos confirmados de estas variantes. Muchas personas pueden cursar la enfermedad sin síntomas, lo que complica su diagnóstico temprano y reduce la calidad de los datos epidemiológicos.

Frente a esta realidad, la Asamblea Mundial de la Salud estableció como meta la eliminación de la hepatitis viral como problema de salud pública para el año 2030. En ese marco, resulta clave conocer las distintas formas en que se presenta esta enfermedad.

Los cinco tipos principales: A, B, C, D y E

El Dr. Walter Moreno, también cirujano del Hospital Italiano, explicó que existen cinco virus principales que causan hepatitis, cada uno con características propias en cuanto a transmisión, prevención, gravedad y tratamiento.

▪ Hepatitis A
Se transmite por consumo de agua o alimentos contaminados. Desde su incorporación al calendario nacional de vacunación en 2005, los casos disminuyeron notablemente. Sin embargo, persisten brotes en sectores con baja cobertura o sin acceso a agua segura. La prevención se basa en la vacunación, el lavado de manos y el consumo de agua potable. No suele generar cuadros graves y su tratamiento es sintomático.

▪ Hepatitis B
Se contagia a través de fluidos corporales o sangre, ya sea por relaciones sexuales sin protección, agujas contaminadas o durante el parto. En Argentina, la prevalencia es baja gracias a la vacunación iniciada en 2003, aunque todavía hay adultos no inmunizados. El esquema de vacunación completa es la principal herramienta preventiva. Existe tratamiento antiviral, pero aún no hay cura definitiva.

▪ Hepatitis C
Se transmite por sangre infectada, con frecuencia en transfusiones realizadas antes de 1994. En algunas provincias, la prevalencia alcanza al 1% de la población. Suele cursar sin síntomas durante años. No existe vacuna, pero sí tratamiento oral y ambulatorio con tasas de curación superiores al 95%.

▪ Hepatitis D
Solo afecta a personas previamente infectadas con hepatitis B, ya que requiere de ese virus para replicarse. Tiene baja prevalencia (alrededor del 5% entre portadores de hepatitis B) y se previene de la misma forma que esta última.

▪ Hepatitis E
Se transmite por vía fecal-oral, principalmente a través de agua contaminada. Generalmente se trata de forma sintomática, aunque en casos crónicos puede requerir medicación antiviral.

Diagnóstico, síntomas y controles

El diagnóstico suele comenzar ante sospecha clínica en fases agudas. Los síntomas incluyen fatiga, ictericia (piel y ojos amarillentos), orina oscura, dolor abdominal en la zona superior derecha y náuseas. Sin embargo, en muchos casos la hepatitis cursa de manera silenciosa.

La Dra. Paola Antón, gastroenteróloga, señala que "el diagnóstico se confirma con análisis de sangre específicos, que permiten identificar el tipo de virus y evaluar el daño hepático. Es fundamental hacer controles médicos oportunos".

La prevención, clave para erradicar la enfermedad

Las vacunas son herramientas fundamentales para prevenir las hepatitis A y B. Además, las medidas básicas de higiene —como el lavado de manos y el acceso a agua segura— son esenciales para evitar las hepatitis A y E.

El Dr. Díaz Pantoja concluye: "Es vital tomar conciencia, cuidar la salud hepática y compartir esta información. La hepatitis puede prevenirse y tratarse de forma eficaz. Si actuamos a tiempo, podemos convertirla en una enfermedad del pasado".