La comunidad parroquial de San Pío X, en Catamarca, se prepara para un acontecimiento significativo: la llegada del padre Juan Antonio Cabrera Ruiz, sacerdote misionero procedente de la Archidiócesis de Burgos, España. Su misión principal será atender de manera especial a la comunidad de Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en el complejo urbanístico Valle Chico, dentro de la jurisdicción de la parroquia.
El padre Cabrera Ruiz llega con el propósito de reforzar la pastoral local y acompañar a los vecinos en sus celebraciones y actividades religiosas. En palabras del párroco de San Pío X, padre Héctor Salas, "están todos invitados a celebrar esta gran alegría, este regalo que Dios en su infinita Providencia nos concede", destacando la importancia de la presencia de un sacerdote misionero en la zona.
Para oficializar su llegada, la parroquia organizará una Santa Misa de bienvenida el próximo sábado 1 de noviembre, fecha en la que se celebra la Solemnidad de Todos los Santos. La ceremonia será presidida por el obispo de la diócesis, Mons. Luis Urbanč, y se llevará a cabo a las 18.00 en el templo de Valle Chico.
La jornada no se limitará a la celebración eucarística. Tras la misa, los presentes podrán compartir un brindis a la canasta, una tradición comunitaria que permitirá a los vecinos encontrarse y celebrar en un ambiente de fraternidad y alegría. Este gesto simboliza la apertura y el compromiso de la parroquia con la integración de los fieles y la renovación de la vida comunitaria.
La llegada del padre Cabrera Ruiz refuerza el compromiso de la parroquia San Pío X con la atención pastoral de las distintas comunidades que conforman su jurisdicción, garantizando un acompañamiento más cercano y personalizado para los vecinos de Valle Chico. La iniciativa también representa una oportunidad para fortalecer los vínculos entre la comunidad local y la Iglesia, promoviendo la participación activa en la vida religiosa y social del barrio.
El párroco Salas subraya que la presencia de un sacerdote misionero permitirá no solo la atención de los sacramentos y celebraciones habituales, sino también el desarrollo de actividades pastorales que fomenten la solidaridad, la formación espiritual y la cohesión comunitaria. Así, la parroquia busca que cada vecino se sienta acompañado y parte de un proyecto común de fe y servicio.
La invitación está abierta a todos los habitantes de Valle Chico y de las zonas aledañas que deseen compartir este momento histórico para la parroquia y celebrar la llegada de un nuevo integrante que contribuirá al crecimiento espiritual y social de la comunidad.