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Conmoción por la muerte de dos médicos por coronavirus

María Rosa Fullone era jefa de guardia del fin de semana del Hospital Fernández. También atendía famosos en su clínica estética de Devoto. Y el doctor Carlos Sereday era jefe de cirugía plástica del Hospital de Quemados.

05 Marzo de 2021 13.43

En los últimos días dos muertes a causa del coronavirusconmocionaron al ámbito de la salud: Maria Rosa Fullone, de 56 años, y Carlos Sereday, de 65. La mujer era Médica Generalista y Especialista en Dermatología, y Médica Titular en el Servicio de Emergencias y Urgencias del Hospital Fernández. Sereday trabajaba como jefe de cirugía plástica del Hospital de Quemados.

Fullone también tenía una reconocida clínica de Dermatología y Medicina Estética en el barrio de Devoto, a la que asistían personalidades del mundo del espectáculo desde hace más de una década. Había sido internada el 20 de febrero y tenía turno para recibir la vacuna contra la enfermedad el 23. El director del centro de Salud, Ignacio Previgliano, confirmó la noticia, que conmocionó a la comunidad médica, y contó que la mujer no se había querido aplicar la vacuna en una primera instancia.

Previgliano aseguró que “cuando decidió vacunarse”, se anotó para recibir el turno correspondiente. Además, indicó que se trata se la primera integrante del personal de salud que muere a causa del COVID-19. “Es muy doloroso. El diagnóstico de muerte encefálica, que fue la causa de muerte de María Rosa tuve que hacerlo yo, que además soy neurólogo e intensivista”, señaló en diálogo con LN+.

“El único consuelo que nos queda es que le brindamos la mayor atención y cariño, como hacemos con todos los pacientes, pero nos golpea directamente porque además eligió quedarse y atenderse en el hospital, como muestra de confianza”, agregó sobre el caso de la médica que murió el jueves.

Con respecto al avance de la campaña en el Fernández, aseguró que todavía resta un porcentaje del personal. “Estamos esperando la llegada del remanente de dosis para vacunar a jubilados y la gente que quedó sin vacunar por decisión propia en la primera tanda”. Agregó que el 20% de la planta todavía no recibió la vacuna.

En ese sentido, el profesional destacó que “no faltaron vacunas” en el momento en que llegó la primera tanda de dosis y que en el ministerio de Salud de la Ciudad la vacunación se hizo “en forma transparente y categórica de acuerdo a las prioridades y al cronograma de salud”.

“Hoy te recordamos con tristeza y con el corazón lleno de orgullo. Fue un ejemplo de mujer, de mama y de abuela”, escribió la familia en un mensaje que compartieron desde las redes de la clínica de Fullone. “Hoy termino su carrera acá en la tierra y comenzó otra en el cielo, hoy le tocó a ella un merecido 'FulloDaySpa'”, agregaron.

Cinco días antes murió también por COVID-19 el doctor Carlos Sereday, que tenía más de 30 años de trayectoria. Era médico especialista en cirugía reparadora y quemados. Además, era miembro titular de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica (SACPER), e integrante activo de Burn Care and Reconstructive Surgery Medical Group. También cumplía una función importante como Coordinador de Cuidados de Pacientes Quemados en las prepagas OSDE y Swiss Medical.

Sereday se recibió de médico de la Universidad de Buenos Aires en 1979, entonces tenía 24 años. Pronto realizó la residencia en Cirugía General, especialización que lo acompañó toda su vida. Por fuera de su labor en el Instituto del Quemado, coordinaba un equipo de especialistas que trabajaban las 24 horas para atender cirugías reparadoras en diversos sanatorios de la ciudad.

También se desempeñaba como docente, tarea que le apasionaba, según exalumnos y amigos. “Fue el ejemplo de un luchador y murió en la línea de batalla”, expresó Jorge Pedro, colega y amigo a La Nación. “En las últimas semanas de diciembre faltaban médicos en el Hospital del Quemado y Carlos bajaba a los consultorios externos acompañado de un residente. No es nada común que un jefe de servicio atienda un consultorio, que suele estar reservado para los más junior”, explicó.