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Dormir tarde durante un mes: los impactos reales en tu cuerpo

Un especialista explica cómo afecta al organismo acostarse después de las 23 horas de forma sostenida. Desde alteraciones hormonales hasta envejecimiento celular acelerado, el cuerpo paga un alto costo por la falta de sueño.

29 Junio de 2025 17.35

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca del 40% de la población mundial sufre algún tipo de trastorno del sueño. Entre las causas más frecuentes se encuentran la dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos, la falta de horarios regulares y condiciones como el síndrome de piernas inquietas. Sin embargo, más allá de los trastornos clínicos, ¿qué sucede cuando una persona simplemente se acuesta tarde todos los días?

El médico especialista en sueño Alexander Olmos advierte sobre los efectos acumulativos que puede tener sobre el organismo dormir sistemáticamente después de las 23 horas durante cuatro semanas consecutivas. El impacto, asegura, no es menor.

Semana 1: desajuste del reloj biológico

Durante los primeros días, el cuerpo comienza a desincronizar su ritmo circadiano. Esto afecta directamente el nivel de energía, la concentración y también puede alterar el apetito. La sensación general es de fatiga constante y menor rendimiento durante el día.

Semana 2: signos visibles en la piel

La falta de sueño afecta la regeneración celular. La piel empieza a mostrar signos de envejecimiento prematuro: pierde firmeza, se vuelve más fina y aparecen arrugas y líneas de expresión de forma anticipada.

Semana 3: desregulación hormonal

Al tercer ciclo semanal de mal descanso, el cuerpo experimenta un aumento en los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Esto puede derivar en mayor acumulación de grasa abdominal y un debilitamiento del sistema inmunológico, lo que deja al organismo más expuesto a infecciones.

Semana 4: alteraciones genéticas y envejecimiento celular

En la cuarta semana, las consecuencias son aún más profundas. Se observa una alteración en la expresión de genes relacionados con la reparación del ADN y la protección celular. Esto desencadena un estado de inflamación crónica que acelera el envejecimiento y compromete funciones vitales.

El especialista concluye que mantener hábitos de sueño saludables no solo mejora el bienestar general, sino que es clave para prevenir enfermedades a largo plazo. Dormir entre 7 y 9 horas por noche y respetar los horarios del descanso nocturno es una inversión directa en salud.