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Copa América femenina

Brasil con puntaje perfecto, derrotó a Colombia y se quedó con la copa

La Canarinha conquistó su octava copa América en el palmarés en el estadio Alfonso López de Bucaramanga.

30 Julio de 2022 23.46

Aunque no hubo batacazo y Brasil se consagró campeón de la Copa América femenina, Colombia podrá jactarse de haber jugado muy bien la final. Es cierto que el gol de Debinha de penal a los 38 minutos del primer tiempo certificó el título brasileño, pero las jugadoras locales dejaron todo para evitar que sus rivales, con mucho más prestigio y currículum, consiguieran una goleada. Hubo mucho mérito en las futbolistas colombianas, que siempre estuvieron en partido. Apenas un gol las separó en el marcador. Y por eso, sólo por eso, el título volvió a quedarse en Brasil. Esta vez, con una supremacía avasallante: seis partidos jugados, seis ganados, veinte goles a favor y ¡ninguno! en contra.

Colombia sabía que debía jugar en equipo para neutralizar a las individualidades brasileñas. Las especulaciones de las horas previas a la gran final hablaban de un cambio de esquema en el equipo local para defenderse más y mejor. Sin embargo, Colombia salió a jugar su juego, con su estilo de siempre y sin cambiar un ápice del guión que la había llevado a derrotar a la Argentina y meterse en el partido decisivo. Le faltó el respeto a Brasil, que se esperaba un rival mucho más defensivo. Sin embargo, Colombia lo intentó siempre con la pelota detenida, e incluso trató de elaborar jugadas con supremacía numérica en ataque. Todo eso transformó a la arquera brasileña, poco a poco, en una de las mejores futbolistas del partido.

Pero la jerarquía individual estaba ahí, latente. Las brasileñas, dirigidas por las sueca Pia Sundhage, son temibles con la pelota al pie y campo a favor. Cada una sabe el lugar que debe ocupar para perforar a las defensas rivales, para ganar en velocidad; para llevar peligro. Y cuando los circuitos colectivos no funcionan porque el otro equipo se agrupa bien y defiende en bloque, Brasil saca a relucir su as de espadas: las individualidades. Una de ellas, su número 9 Debinha, se inventó un amago de más en el área colombiana y recibió la falta. Premio a la inspiración (alguien dijo alguna vez que en el área “siempre hay tiempo”), tuvo el penal y la posibilidad en sus pies de poner en ventaja a su equipo. Debinha, pura calma, no falló. La arquera colombiana fue hacia un lado y la pelota hacia el otro. Era el 1-0 brasileño y la incógnita, entonces, consistía en saber por cuánto ganarían. Quedaba más de un tiempo. Y Brasil se agranda en ventaja, como bien supo la Argentina en el partido inaugural.

Pero Colombia, empujada por las 25 mil almas que poblaron el estadio y no pararon de alentar, jamás se desmanteló. Buscó con más ahínco el gol, su entrenador movió el banco de suplentes y no dejó de correr. Los minutos transcurrieron sin que Brasil tuviera grandes jugadas de gol. Es más, su arquera tuvo que revolcarse varias veces y salir de su área chica para descolgar centros y contener los avances cafeteros. Colombia estuvo cerca del empate, aunque a priori todo el mundo esperara la goleada brasileña.

No hubo tal diferencia y el partido se terminó con la solitaria conquista de Debinha en el primer tiempo. Los simpatizantes premiaron la tarea de Colombia, que administró a fondo sus armas y a punto estuvo de lograr la hazaña. Brasil, el poderoso, nunca estuvo cómodo pese a la ventaja conseguida. Siempre debió apretar los dientes e ir a trabar cada pelota. La diferencia, que en nombres podía ser de mucho más de un gol, se redujo a aquél penal. Nada que no pudiera emparejarse con una pelota parada o un error defensivo. Pero esa jugada milagrosa no llegó y Brasil festejó. Como tantas otras veces.

El octavo título brasileño

El seleccionado brasileño consiguió su octavo título continental. Desde que se disputó la primera Copa América femenina, en 1991, Brasil obtuvo casi todos los trofeos en juego. La enorme supremacía de la canarinha fue interrumpida por el seleccionado argentino, que levantó en 2006 su única Copa América tras vencer al equipo brasileño en la final de aquella edición, disputada en nuestro país. Para Colombia fue el tercer subcampeonato: ya había quedado en el segundo escalón del podio en Ecuador 2014 y Ecuador 2010.