La posible transferencia de Miguel Ángel Borja desde River Plate a Boca Juniors fue, durante varios días, uno de los temas más comentados del fútbol argentino. El simple hecho de imaginar al delantero colombiano cambiando la banda roja por la camiseta azul y oro, en medio de la histórica rivalidad entre ambos clubes, generó un fuerte impacto entre hinchas, exjugadores y analistas. Sin embargo, esa opción finalmente quedó en el terreno de las especulaciones: Borja ya definió su futuro y continuará su carrera en el fútbol mexicano.
El contrato del atacante con River finalizará el 31 de diciembre, y su salida del club de Núñez es un hecho. Aunque en las últimas semanas su nombre fue vinculado a Boca, especialmente luego de una entrevista que reavivó los rumores, el desenlace fue otro. Según informó el periodista especializado en el mercado de pases Germán García Grova, el colombiano tiene un acuerdo verbal con Cruz Azul, institución con la que se encuentra intercambiando contratos para firmar un vínculo por dos temporadas.
El primer indicio concreto del llamado "coqueteo" con Boca se produjo el jueves pasado, cuando Borja dialogó con ESPN y no descartó públicamente la posibilidad de vestir la camiseta del clásico rival. "Uno no puede cerrar las puertas", expresó el delantero, una frase que encendió la polémica y alimentó versiones sobre sondeos reales desde el club de la Ribera. En el contexto de un mercado de pases siempre sensible, sus palabras fueron interpretadas como una señal de apertura que dividió opiniones.
No obstante, más allá del ruido mediático, el futuro del atacante comenzó a encaminarse lejos del fútbol argentino. Mientras se resolvía su situación contractual, Borja se mostró de vacaciones en Cartagena, Colombia, junto a su familia, a la espera de cerrar los últimos detalles de su salida. Su ausencia en el último entrenamiento de River no pasó inadvertida, aunque estuvo directamente vinculada a una decisión futbolística previa.
En ese sentido, su salida se precipitó luego de que Marcelo Gallardo le comunicara, junto a otros cinco futbolistas, que no sería tenido en cuenta para la próxima temporada. A pesar de que su contrato continuaba vigente, el mensaje del entrenador fue claro y marcó el final de su ciclo en el club.
El paso de Borja por River estuvo atravesado por altibajos. El club invirtió 8,6 millones de dólares para adquirir su pase a mediados de 2022, con la expectativa de contar con un goleador de jerarquía. En números, su rendimiento no fue menor: 62 goles en 159 partidos, con un primer semestre de 2024 especialmente destacado. Sin embargo, la irregularidad y un último año por debajo de las expectativas terminaron de inclinar la balanza.
La falta de continuidad y la imposibilidad de capitalizar oportunidades clave deterioraron su relación con parte de la hinchada, que pasó del respaldo inicial a la impaciencia. El propio jugador hizo una autocrítica pública sobre ese proceso. "Estoy un poco con sinsabor. No fue un año bueno y lo acepto, lo reconozco", admitió en diálogo con ESPN, al tiempo que destacó la dificultad personal que implica atravesar una etapa sin goles ni protagonismo.
A pesar de ese contexto, Borja remarcó que su relación con Gallardo siempre fue respetuosa. "Yo fui muy respetuoso siempre con Marcelo. Teníamos diálogo, pero él toma las decisiones", explicó. Incluso reconoció que, de no estar en su mejor momento, entendía la necesidad de dar un paso al costado para que otro compañero tuviera su oportunidad.
Con 32 años y una extensa trayectoria internacional, el colombiano inicia ahora una nueva etapa en Cruz Azul, donde buscará recuperar protagonismo y regularidad. Así, el rumor que sacudió al fútbol argentino se disipa: Borja no cruzará de vereda y su próximo desafío estará lejos del Superclásico.