Las medidas adoptadas por el Gobierno para frenar la escalada del dólar y estabilizar las tasas no fueron inocuas: el crédito en pesos se encareció bruscamente y el enfriamiento de la economía ya empieza a notarse. Las empresas enfrentan tasas de hasta el 86% para girar en descubierto, mientras que los bancos aguardan señales del Banco Central en un contexto de elevada volatilidad.
Luego del fallido intento de desarme de la deuda remunerada del BCRA, la economía real comenzó a evidenciar los efectos colaterales de las decisiones tomadas. Si bien se logró contener el tipo de cambio por debajo de los $1.300 —excepto el dólar blue— y las tasas de caución bajaron al 50% promedio, economistas advierten que el consumo se desacelera y el nivel de actividad empieza a resentirse.
Uno de los síntomas más evidentes es el salto en los adelantos en cuenta corriente: en apenas nueve días pasaron del 31% al 86% nominal anual (7% mensual). A su vez, los préstamos personales se mantienen en torno al 70% nominal (5,8% mensual), muy por encima de la inflación proyectada, estimada en un 21% anual (1,7% mensual).
"Sin intervención directa sobre el dólar, el BCRA busca mantenerlo calmo con tasas altas. Pero esto encarece el crédito y enfría la economía. Es una estrategia recesiva", advirtió la consultora Econviews en un informe reciente.
El giro en la política monetaria se intensificó el 10 de julio, cuando el Gobierno abandonó las Letras de Liquidez (LEFI) y liberó $10 billones que luego absorbió con Lecaps y suba de tasas. Aunque esta semana las tasas comenzaron a bajar, el ministro de Economía, Luis Caputo, negó una intervención directa del Central.
La falta de pesos obligó a varios bancos a vender dólares para cumplir compromisos. La volatilidad hizo que los bancos con liquidez impusieran tasas más altas, mientras que los que no tenían fondeo debieron desprenderse de divisas. En el sistema esperan que el BCRA vuelva a ofrecer pases activos, una herramienta que permitía administrar la liquidez y fijar tasas de referencia.
"La volatilidad actual nos perjudica: hay menor crédito, más morosidad y mayor necesidad de previsiones", resumieron desde una entidad bancaria pública.
Según Gabriel Caamaño, de Outlier, el crédito al sector privado se estancó en junio por primera vez en 14 meses. En particular, los préstamos al consumo pasaron de crecer 7% en enero a caer 0,9% en junio; y los financiamientos con tarjeta, de subir 11,5% a apenas 1,5%, según datos de LCG.
Claudio Caprarulo, director de Analytica, advirtió que si el nuevo costo del financiamiento se mantiene elevado, habrá menos inversión, ajustes en salarios y mayor presión sobre los precios finales. Para las familias, el impacto ya se siente en la caída del consumo, especialmente de bienes durables.
El estimador mensual de actividad (EMAE) reflejó un leve retroceso en mayo (-0,1%) y algunas consultoras prevén un escenario similar para junio. "No vemos una recesión, pero sí un estancamiento. La recuperación del consumo que se observó hasta febrero se agotó: entre febrero y mayo los salarios reales privados cayeron 5,5%", explicó Gonzalo Carrera, economista de Equilibra.
Así, el Gobierno transita un escenario electoral atípico. A contramano de lo habitual en años impares, esta vez no hay señales de expansión fiscal ni de estímulo al consumo. "Esperamos un crecimiento del 4,5% interanual, lo que implica estancamiento en la segunda mitad del año", señaló Carrera.
El alza de tasas también se refleja en los hogares: en mayo aumentaron el endeudamiento y los atrasos en el pago de deudas. El mercado ahora observa con atención la próxima licitación del Tesoro, prevista para el lunes. "Ese día salieron $194.000 millones de Fondos Comunes de Inversión en renta fija. Es probable que el Central haya intervenido comprando Lecaps para evitar un efecto bola de nieve", indicó Maximiliano Donzelli, jefe de estrategia de IOL.
Pese al contexto de tensión financiera, algunas consultoras prevén una inflación contenida en julio, cercana al 2%. "Aunque subió la demanda de dólares, no se observó un traslado a precios significativo, y eso es positivo", concluyó Luciano Garay Méndez, de EcoGo.