A partir del inicio del nuevo año, el Gobierno pondrá en marcha un esquema modificado de bandas cambiarias ajustadas por inflación, una medida que marca un giro en la estrategia oficial y responde a los crecientes reclamos por el atraso del dólar. El nuevo mecanismo busca evitar una mayor distorsión cambiaria y dejar de utilizar al tipo de cambio como ancla del resto de los precios de la economía.
La decisión implica un cambio relevante respecto del sistema vigente hasta ahora. Las bandas cambiarias dejarán de actualizarse a un ritmo fijo del 1% mensual y pasarán a ajustarse en función de la inflación oficial registrada dos meses atrás, medida por el INDEC. De esta manera, en enero se aplicará como referencia la inflación de noviembre, que fue del 2,5%.
El objetivo central del nuevo esquema es evitar que el tipo de cambio real continúe apreciándose, un fenómeno que, según economistas y analistas del mercado, genera pérdida de competitividad, desalienta exportaciones y presiona sobre las reservas del Banco Central. En ese sentido, especialistas consultados por la Agencia Noticias Argentinas señalaron que una de las claves del programa será la capacidad del Gobierno para comprar reservas a un mayor ritmo, uno de los principales reclamos del Fondo Monetario Internacional en el marco del acuerdo vigente.
Actualmente, las bandas cambiarias se ubican entre un piso de $916 y un techo de $1.526. Con el ajuste por inflación del 2,5% correspondiente a noviembre, se estima que para fines de enero el techo podría escalar hasta aproximadamente $1.564, lo que ampliará el margen de flotación del tipo de cambio oficial. Para febrero, en tanto, se proyecta un incremento adicional del 2,1%, en línea con la inflación prevista para diciembre de 2025 según el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), elaborado por el propio Banco Central en base a estimaciones de unos 40 economistas.
Desde el mercado interpretan que este nuevo esquema podría generar una mayor oferta de divisas y una gradual liberalización de la demanda, en el marco del proceso de "normalización" del mercado cambiario que impulsa el Ejecutivo. El dólar mayorista, que actualmente se ubica en torno a los $1.455, ya refleja estas expectativas, y en la City se descuenta una evolución del tipo de cambio en sintonía con las nuevas bandas durante los próximos meses.
En el mercado de futuros, las señales van en la misma dirección. Para fines de febrero, se operó un dólar mayorista a $1.522, lo que implica una suba mensual cercana al 2%. Para marzo, en tanto, se negociaron contratos en torno a los $1.555, con un incremento similar. Estos valores reflejan la expectativa de un deslizamiento del tipo de cambio más alineado con la inflación.
Uno de los factores que concentrará la atención en los próximos meses será la demanda de divisas para el turismo exterior, especialmente durante la temporada de verano. Según especialistas, la dinámica del turismo emisivo funcionará como un termómetro clave para evaluar cómo debería acomodarse el valor del dólar en el nuevo contexto cambiario.
A este escenario se suma otro elemento de peso: la liberación, a lo largo de 2026, de los depósitos por menos de USD 100.000 correspondientes al último blanqueo de capitales, canalizados a través de las Cuentas Especiales de Regularización de Activos (CERA), tanto en bancos como en agentes de liquidación y compensación (Alycs). Se estima que este proceso podría liberar más de USD 20.000 millones, que podrían redireccionarse hacia inversiones financieras o inmobiliarias.
En paralelo, el Gobierno continúa avanzando en la flexibilización de las operaciones con divisas y en la profundización del acceso al financiamiento externo. En ese marco, tanto empresas privadas como el propio Estado, con el lanzamiento del Bonar 2029, vienen incrementando la emisión de títulos de deuda en el mercado internacional.
Economistas advierten que el éxito del nuevo esquema cambiario dependerá de la consistencia macroeconómica. Mantener las cuentas fiscales en orden, sostener el respaldo político obtenido en las últimas elecciones de medio término y contar con un Presupuesto aprobado para todo 2026 serán factores determinantes para que el sistema de bandas ajustadas por inflación logre su objetivo de estabilizar el mercado y corregir desequilibrios sin generar sobresaltos.