La profunda crisis salarial que atraviesan las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad nacionales se tradujo, en apenas seis meses, en una ola de deserciones que inquieta a los altos mandos. Según datos oficiales, 2273 oficiales y suboficiales pidieron la baja entre enero y junio de este año. A la par, la grave situación de la obra social Iosfa —con una deuda superior a los $160.000 millones— agrava aún más el panorama, afectando el acceso de los uniformados y sus familias a tratamientos médicos esenciales.
En el Ejército Argentino se registraron 257 bajas; en la Armada, 234; y en la Fuerza Aérea, 193. A ellas se suman 386 efectivos de la Gendarmería Nacional, 322 de la Prefectura Naval, 412 de la Policía Federal, 177 de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y 292 del Servicio Penitenciario Federal.
Voceros castrenses confirmaron a este medio que la cifra de deserciones supera con creces las de años anteriores y que los retiros voluntarios afectan sobre todo a personal capacitado. En el caso del Ejército, por ejemplo, egresan anualmente unos 600 suboficiales y 100 oficiales, por lo que la cantidad de bajas resulta significativa.
Salarios que no alcanzan
Los sueldos de las fuerzas se ubican por debajo de la línea de pobreza para muchas jerarquías. Un capitán o un teniente de navío cobra actualmente $1.055.067, mientras que un subteniente, guardiamarina o alférez apenas perciben $766.215. En el caso de los suboficiales, un cabo segundo tiene un ingreso mensual de $673.588.
Un general del Ejército señaló que provincias como Córdoba, que recientemente formaron cuerpos policiales especializados, aprovecharon la crisis nacional para incorporar a personal de las fuerzas, ofreciéndoles mejores condiciones. "Un suboficial con 15 años de servicio que ganaba $750.000 pasó a cobrar $2 millones, con buena obra social incluida", explicó.
La mayoría de las bajas registradas en Córdoba, según fuentes militares, correspondió a personal de unidades especiales, con alta preparación táctica. "No se fue cualquiera. No se fueron los vagos, sino personal de mucho valor", remarcó un alto jefe castrense.
La obra social, en jaque
El malestar entre los efectivos también se alimenta de la crítica situación del Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas y de Seguridad (Iosfa), que dejó de cubrir tratamientos de alto costo en casi todo el país. La deuda acumulada supera los $160.000 millones, pese a que en diciembre de 2023 el organismo se encontraba en equilibrio financiero.
La falta de cobertura afecta especialmente a pacientes oncológicos, personas con trasplantes, insulinodependientes y pacientes crónicos. También impacta en quienes requieren cirugías programadas y tratamientos de alto valor.
Pese a las promesas del ministro de Defensa, Luis Petri, de regularizar el financiamiento, el Estado nacional aún no transfirió las partidas correspondientes a los aportes patronales.
En redes sociales se multiplican los testimonios desesperados de afiliados a Iosfa. Uno de ellos es el de un suboficial retirado de Prefectura, que atraviesa un cáncer avanzado y denunció que no puede continuar su tratamiento por falta de cobertura.