En el marco de la transición hacia un nuevo régimen cambiario con bandas de flotación, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) confirmó que intervino en el mercado de dólar futuro con ventas netas que superaron los USD 408 millones al 30 de abril. Esta medida, orientada a mantener la estabilidad cambiaria tras la salida del cepo, fue inicialmente detectada por operadores y finalmente validada por datos oficiales.
Aunque el Gobierno había prometido al Fondo Monetario Internacional (FMI) evitar este tipo de intervenciones, considerándolas disruptivas, la magnitud de la volatilidad potencial llevó a las autoridades a ejecutar esta operación para anclar las expectativas de devaluación. El uso del mercado de futuros permite al BCRA influir indirectamente en la cotización del dólar sin desprenderse de reservas en efectivo.
La contradicción con el FMI: intervención cambiaria bajo la lupa
En su acuerdo con el FMI, la Argentina se comprometió explícitamente a no operar en los mercados de futuros ni en los paralelos, salvo que existieran "condiciones de mercado desordenadas". El informe elevado por el organismo al directorio lo deja claro: cualquier intervención debía ser mínima y justificada.
La reciente participación activa del BCRA genera dudas sobre el cumplimiento de esos compromisos, ya que las ventas en abril no se limitaron a un evento puntual. Por el contrario, analistas de la consultora Outlier aseguran que la posición vendida se habría intensificado en mayo, estimando que el volumen acumulado podría superar los USD 1.000 millones.
Esta situación genera tensión en la relación con el FMI, que monitorea de cerca las decisiones monetarias y cambiarias del país. Si bien el organismo ha respaldado públicamente otras medidas del Gobierno, como el plan para incentivar el uso de dólares no declarados, estas operaciones en el mercado futuro podrían poner en entredicho la transparencia y coherencia del programa económico.
Qué es el dólar futuro y por qué es clave para estabilizar expectativas
El dólar futuro es un contrato financiero derivado mediante el cual dos partes acuerdan la compra o venta de dólares a un precio pactado para una fecha futura, con liquidación en pesos. Es una herramienta usada para cubrirse ante posibles devaluaciones, y permite al BCRA influir en las expectativas de tipo de cambio sin afectar las reservas internacionales directamente.
Con estas intervenciones, el Gobierno logró contener las proyecciones de depreciación del peso. Según la consultora LCG, las expectativas de devaluación no superan el 2,2% mensual hasta abril de 2026, con un promedio de 1,8% mensual, lo que refleja una curva de depreciación moderada y controlada.
Las bandas cambiarias y el nuevo esquema monetario
La estrategia del BCRA se inscribe en un esquema de bandas de flotación del tipo de cambio, que reemplaza al régimen de devaluación administrada. Bajo este modelo, el dólar puede moverse dentro de márgenes preestablecidos, con intervención del Banco Central solo en casos extremos.
Este enfoque requiere una gestión cuidadosa para no generar desequilibrios ni contradicciones con los compromisos internacionales. El uso del mercado de futuros, aunque legítimo en contextos de volatilidad, podría ser visto por el FMI como una forma indirecta de intervención cambiaria que distorsiona el mercado.
Estabilización a corto plazo con riesgos a largo plazo
La decisión del Banco Central de intervenir en el mercado de dólar futuro fue clave para evitar un shock cambiario inmediato tras la salida del cepo. Sin embargo, plantea desafíos en la consistencia del programa económico ante el FMI, que sigue siendo un actor central para el sostenimiento financiero del país.
La estrategia permite al Gobierno implementar otras iniciativas, como el plan para formalizar los dólares "del colchón", sin temor a una corrida. Pero el uso intensivo de herramientas derivadas podría comprometer la credibilidad del esquema monetario si no se comunica con claridad y se ajusta a los compromisos asumidos con los organismos internacionales.