La espera terminó y el Monumental fue escenario de un regreso que muchos creían imposible. Con un Estadio River Plate repleto y entradas agotadas desde hace semanas, Oasis volvió a la Argentina para ofrecer la primera de dos funciones que marcaron el reencuentro del público local con una de las bandas más influyentes del britpop. A las 20.30, cuando las luces se apagaron y en las pantallas se proyectaron imágenes del pasado, el estallido del público confirmó lo que parecía un milagro: Liam y Noel Gallagher volvían a compartir el escenario, dejando atrás años de peleas, distancias y especulaciones.
Durante dos horas, el grupo oriundo de Manchester ofreció un repertorio contundente, apoyado en los discos que redefinieron la música popular de los años '90: Definitely Maybe y (What's the Story) Morning Glory?. La apertura con "Hello" fue suficiente para encender la euforia de los más de 70 mil fanáticos que, en su mayoría, lucían remeras con el logo de la banda y el clásico piluso que se volvió un sello de identidad entre sus seguidores argentinos.
El show avanzó con una batería de clásicos infaltables. "Acquiesce", "Morning Glory" y "Some Might Say" marcaron el arranque de una noche que mezcló nostalgia, emoción y una energía que recordó la potencia de la banda en sus mejores años. "Bring It On Down", "Cigarettes & Alcohol" y "Fade Away" retumbaron en el mismo escenario que fue testigo de la última visita del grupo hace más de una década y media. La puesta en escena incluyó pantallas gigantes, animaciones psicodélicas, fotografías históricas de la banda y, por momentos, imágenes en vivo de la multitud que vibraba con cada acorde.
A lo largo del setlist, se sucedieron los himnos que marcaron a generaciones enteras: "Supersonic", "Roll With It", "Little by Little" y "Stand by Me" fueron coreados con fuerza por un público que, según destacaron Liam y Noel en diferentes momentos del show, "es el mejor del mundo". Liam, fiel a su estilo, interactuó con gestos, recorrió los laterales del escenario y agitó maracas y panderetas, mientras Noel lo observaba con una mezcla de complicidad y distancia, sellando en más de una ocasión el reencuentro con un choque de puños.
Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó con "Live Forever", dedicada especialmente a Diego Armando Maradona. Una imagen del astro apareció en las pantallas, provocando una ovación que se extendió durante varios minutos y que ratificó el vínculo emocional que Oasis mantiene con el público argentino. La secuencia continuó con "Rock 'n' Roll Star", uno de los himnos más celebrados del primer álbum de la banda.
En el tramo final, "The Masterplan" abrió paso a uno de los puntos más altos del recital: "Don't Look Back in Anger". Noel anticipó su llegada preguntando "¿Están preparados?", y la respuesta fue un coro unificado de miles de voces que cantaron el tema como un verdadero himno generacional. Luego llegaron momentos igualmente esperados como "Wonderwall", para finalmente cerrar una noche inolvidable con "Champagne Supernova", bajo un espectáculo de fuegos artificiales y un abrazo entre los hermanos que pareció sellar una reconciliación largamente deseada.
La historia de Oasis con la Argentina es profunda. Desde sus primeras funciones en el Luna Park —dos noches históricas ante 7 mil personas cada una—, el público local se convirtió en uno de los más pasionales para la banda. Noel Gallagher lo definió años atrás en una entrevista con La Viola: "Los fans argentinos me asustan... siempre me están esperando. No puedo entender la obsesión, pero me gusta firmar autógrafos", dijo en 2012, con humor y admiración.
En esta visita, Noel llegó el jueves, saludó a los seguidores en su hotel, recorrió Recoleta y visitó La Bombonera, alimentando aún más su vínculo con el país. Este domingo, Oasis volverá al Monumental para repetir una noche que, una vez más, quedará en la memoria de los fanáticos argentinos.