La última edición de La Noche de Mirtha dejó uno de los momentos televisivos más comentados del fin de semana. La presencia de Victoria Xipolitakis, convocada para hablar sobre su presente profesional y personal, derivó en una serie de tensiones inesperadas que obligaron a Mirtha Legrand a frenar dos veces su propio hilo de preguntas y reformular el rumbo de la entrevista.

Según información obtenida por la Agencia Noticias Argentinas, la primera situación incómoda se produjo cuando la conductora intentó dedicarle un elogio a la invitada. Con su estilo característico, Mirtha observó: "Estás muy bien físicamente. Hace mucho que no te veía". Lejos de recibirlo como una apreciación positiva, Xipolitakis reaccionó con visible inquietud. "¿Estuve muy mal, decís?", retrucó, en un tono que sorprendió tanto a Legrand como al resto de los presentes en la mesa.

Ante la respuesta, la conductora se vio obligada a aclarar inmediatamente su comentario y enfatizar que se trataba de un halago sin doble intención. Sin embargo, el gesto defensivo de la mediática ya había marcado el clima del encuentro, dejando entrever que no estaba del todo cómoda con el rumbo inicial de la conversación.

El segundo momento de tensión llegó minutos después, cuando Mirtha intentó avanzar sobre un tema recurrente en la vida pública de Xipolitakis: su relación con su exmarido, el empresario Javier Naselli, y la situación económica vinculada a su hijo en común, Salvador Uriel. Con un tono moderado pero insistente, la conductora quiso saber cuál era la situación actual del vínculo y cómo se organizaba la manutención del niño.

La reacción de Xipolitakis fue contundente y dio por tierra con cualquier intento de profundizar el asunto. "Vos volvés siempre a ese tema. Y yo lo primero que dije es: 'yo voy a lo de Mirtha, pero no quiero saber nada de ese tema'", expresó, visiblemente molesta. La frase dejó a Legrand sin margen y la obligó a interrumpir la línea de preguntas para evitar un desplante mayor al aire.

A pesar de la negativa a hablar del conflicto, Xipolitakis dejó entrever la complejidad del vínculo y la persistencia de situaciones no resueltas. Con un gesto serio, agregó: "No tengo nada bueno para decir. Todo se incumple". Sin ofrecer más detalles, la mediática explicó que su decisión de no profundizar responde a la necesidad de "preservar" a su hijo y evitar exponerlo en un espacio televisivo de tanta repercusión.

Mirtha, por su parte, optó por cerrar el tema con rapidez, pidió disculpas si sus preguntas habían incomodado a la invitada y recondujo la conversación hacia aspectos más generales de la vida de Xipolitakis. Sin embargo, los momentos de tensión no pasaron desapercibidos para la audiencia, que no tardó en replicar los fragmentos en redes sociales.

La mesa continuó con normalidad, aunque el episodio dejó un eco evidente: el límite que impuso Xipolitakis a la exposición mediática de sus conflictos personales y la dificultad de sostener esa frontera en un formato televisivo que históricamente se nutre de confesiones, emociones y cruces inesperados.