Alerta en Chernobyl por una estructura dañada durante un bombardeo ruso
El Organismo Internacional de la Energía Atómica advirtió que la estructura que protege los restos radiactivos de la central perdió funciones clave de contención tras un ataque ocurrido en febrero.

La guerra entre Rusia y Ucrania sumó en las últimas horas un nuevo foco de preocupación global. El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) emitió una alerta por el estado del denominado "sarcófago" que cubre la central nuclear de Chernobyl, luego de que se confirmara que la estructura resultó dañada durante un bombardeo ocurrido en febrero de este año. Según el organismo, el impacto comprometió funciones esenciales de seguridad y podría facilitar la liberación de material radiactivo si no se realizan reparaciones de fondo.

La advertencia fue incluida en el más reciente informe de la misión del OIEA en Ucrania, publicado a finales de la semana pasada. Allí se indica que la cubierta protectora "ha perdido sus funciones de seguridad primarias, incluida la capacidad de contención", una afirmación que encendió las alarmas en la comunidad internacional debido al peso simbólico y real que aún tiene Chernobyl en la historia de la energía nuclear.

El sarcófago —una gigantesca estructura metálica— fue instalado en 2016 y formalmente inaugurado en 2019. Su construcción respondió a la necesidad de aislar definitivamente los restos de la central nuclear donde en 1986 se produjo el peor accidente atómico de la historia, cuyas consecuencias se extendieron durante décadas en Ucrania, Bielorrusia y buena parte de Europa. El objetivo principal de esta obra fue impedir la fuga de radiación y permitir el desmantelamiento progresivo del reactor destruido.

De acuerdo con el gobierno ucraniano, los daños se produjeron tras el impacto de un dron explosivo ruso durante los enfrentamientos armados en la zona. La misión del OIEA confirmó que el ataque afectó parte de la cubierta, aunque aclaró que, por el momento, no se detectaron "daños permanentes en las estructuras portantes ni en los sistemas de vigilancia". Este punto llevó cierto alivio, pero no despejó del todo las preocupaciones.

"La situación no es irreversible, pero es frágil", advirtió el director general del organismo, Rafael Grossi. En declaraciones citadas en el informe, el diplomático argentino sostuvo que si bien ya se realizaron reparaciones temporales limitadas en el techo del sarcófago, estas medidas resultan insuficientes. "Una restauración rápida y completa sigue siendo esencial para prevenir un deterioro adicional y garantizar la seguridad nuclear a largo plazo", remarcó.

El OIEA informó además que se prevén nuevas reparaciones provisorias, que contarán con el apoyo financiero del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD). Sin embargo, el organismo aclaró que la restauración integral de la estructura solo podrá concretarse una vez finalizado el conflicto armado entre Rusia y Ucrania, lo que plantea un escenario de incertidumbre prolongada.

La advertencia sobre Chernobyl se inscribe en un contexto más amplio de preocupación por la seguridad nuclear en zonas de guerra. Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el OIEA viene señalando los riesgos asociados a operaciones militares cerca de instalaciones nucleares, tanto en Chernobyl como en Zaporiyia, la mayor central nuclear de Europa.

Al frente del organismo desde 2019 se encuentra Rafael Grossi, una figura que ganó visibilidad internacional a partir de su rol en medio de los conflictos bélicos. En los últimos meses, incluso, el diplomático argentino lanzó su candidatura para suceder a António Guterres como secretario general de las Naciones Unidas a partir de enero de 2027. En ese contexto, Grossi subrayó reiteradamente la guerra entre Rusia y Ucrania como uno de los conflictos que requieren una solución urgente para evitar consecuencias irreversibles.

En noviembre pasado, en diálogo con el diario Clarín, el funcionario volvió a poner el foco en el peligro que representan las hostilidades armadas sobre infraestructuras críticas. La situación en Chernobyl, símbolo del desastre nuclear del siglo XX, vuelve así a colocarse en el centro de la escena y recuerda que, aún décadas después, el riesgo radiactivo sigue siendo una amenaza latente que no admite descuidos.