El papa emérito Benedicto XVI murió este sábado 31 de diciembre a los 95 años en el Vaticano, pero esta es la primera vez en la historia moderna que dos pontífices conviven, por lo que aún existen una serie de dudas sobre cómo proceder en un protocolo inédito.

La tradición católica estipula cómo tienen que ser tratados los cuerpos de los papas, deben ser embalsamados y vestidos con el vestuario pontificio. Sin embargo, como Joseph Aloisius Ratzinger, el papa retirado, no murió a cargo de la Iglesia Católica algunas tradiciones podrían variar.

Luego de que se conociera la noticia de la muerte de Ratzinger, el Vaticano confirmó que el 5 de enero el papa Francisco presidirá el funeral de quien fue su predecesor. La ceremonia tendrá lugar en la Plaza de San Pedro.

“Según el deseo del papa emérito, el funeral se realizará en la mayor sencillez”, aseguró el vocero del Vaticano, Matteo Bruni.

Hasta el momento, se sabe que el cadáver del papa emérito será expuesto en la basílica de San Pedro para que pueda ser venerado por los creyentes. Su cadáver permanecerá a la vista de todos, tendido sobre un sobrio tapiz, con vestiduras litúrgicas.

De acuerdo con la información de la agencia AFP, horas antes de ser inhumado será colocado en un ataúd recubierto por otros dos: uno de madera de olmo, uno de plomo y el interior de madera de ciprés, tal como lo establece la tradición para los papas.

Por el momento, se cree que su cuerpo descansará en la cripta junto a las catacumbas del Vaticano. Esta sería la única voluntad de Ratzinger, según la información del medio Il Sismógrafo. Sin embargo, aún hay que aguardar a la lectura de su testamento no solo para saber dónde reposarán sus restos, sino también para confirmar si deseaba ser embalsamado.

Tras la ceremonia, le corresponde al papa Francisco decretar los días de duelo oficial. La ley vaticana establece nueve días de luto, pero aún no ha sido confirmado.