El papa León XIV volvió a centrar su mensaje en la paz durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, en el Vaticano. Ante los fieles y peregrinos presentes, el Pontífice instó a dedicar el viernes 22 de agosto —memoria litúrgica de la Virgen María Reina— a una jornada de oración y ayuno, pidiendo a Dios que conceda paz y justicia, y que lleve consuelo a quienes sufren a causa de los conflictos armados.

El Santo Padre recordó que María es invocada como Madre de los creyentes y Reina de la Paz, en un mundo "herido por las guerras en Tierra Santa, en Ucrania y en tantas otras partes". En ese sentido, exhortó: "Que María, Reina de la Paz, interceda para que los pueblos encuentren el camino de la paz".

León XIV insistió en que no puede haber paz sin perdón y llamó a cultivar una convivencia basada en la reconciliación. En particular, saludó a los peregrinos polacos presentes, entre ellos grupos procedentes del Santuario de Jasna Góra, en Czestochowa, a quienes pidió que incluyan en sus oraciones la súplica por el don de la paz "desarmada y desarmante" para el mundo entero, con especial atención a Ucrania y Medio Oriente.

La preocupación del Papa por la paz también se reflejó en sus gestos recientes. El martes 19 de agosto visitó en la diócesis de Palestrina el Santuario de Nuestra Señora de las Gracias de Mentorella, un lugar de gran devoción para san Juan Pablo II. Allí se postró ante la Virgen María y encendió una vela como signo de oración por la paz en el mundo.

Ese mismo día, al salir de Castel Gandolfo, donde pasó parte de la jornada en la residencia de verano de Villa Barberini, el Pontífice reiteró a los periodistas que lo esperaban que es necesario "rezar mucho por la paz para alimentar la esperanza, que de hecho existe".