Es el segundo año consecutivo que el mundo festeja la llegada de un nuevo año con la pandemia de Covid-19 de por medio. Si bien durante 2021 avanzó en gran medida la vacunación contra el virus, la irrupción de la variante ómicron generó nuevas olas de contagios que obligan a muchos a recibir el 2021 aislados, o con nuevas restricciones.
Desde el inicio de la pandemia, con el Covid-19 detectado en China en diciembre de 2019, más de 5,4 millones de personas fallecieron y más de 280 millones contrajeron el virus alrededor del mundo, según un balance de AFP con base en datos oficiales, aunque se estima que la cifra real podría ser aún mayor.
Pese a todo, este 31 de diciembre pasadas las 23:59, hay una razón para festejar. El primer sitio en dar la bienvenida al nuevo año fue la nación de Kiribati, situada en el Pacífico.
Sídney, la mayor ciudad de Australia y una de las primeras en recibir a 2022, decidió mantener los fuegos artificiales que suelen iluminar su icónico puerto. A diferencia de 2020, el espectáculo reunió a decenas de miles de personas, después de que Australia dejara de lado este año su estrategia de erradicación del virus.
La ciudad recibió el 2022 encendiendo seis toneladas de fuegos artificiales de colores que iluminaron las barcazas flotantes, convirtiendo el Puente del Puerto en un arcoíris.
Sin embargo, la celebración no fue tan concurrida como en otras oportunidades y quedó muy lejos del habitual millón o más de asistentes, ya que los turistas aún no pueden ingresar al país y muchos residentes temen por la rápida propagación de ómicron.
En los Emiratos Árabes Unidos, Dubai prepara un espectáculo de fuegos artificiales en el Burj Khalifa, la torre más alta del mundo con sus 828 metros, y el emirato de Ras Al-Khaimah intentará una vez más batir el récord mundial del mayor espectáculo pirotécnico.
En Río de Janeiro, Brasil, que suele reunir a 3 millones de personas en la playa de Copacabana, la fiesta sigue adelante.
En tanto, en el Times Square de Nueva York, en Estados Unidos, los eventos oficiales se reducirán, pero igualmente se esperan multitudes.
Año nuevo: celebraciones restringidas por el COVID-19
Alrededor del mundo, muchos gobiernos decidieron recuperar las restricciones para evitar una mayor escalada de contagios: es el caso de Ciudad de México, Sao Paulo o Bangkok, que cancelaron sus celebraciones, y Grecia, que prohibió la música en bares y restaurantes.
En el Vaticano, el papa Francisco suspendió su habitual visita de Nochevieja al pesebre de la plaza San Pedro.
En España, la mayoría de sus ciudades anularon sus festejos públicos, pero no Madrid que, con un enfoque menos restrictivo, permitirá a 7.000 personas comer las uvas durante las tradicionales campanadas en la Puerta del Sol.
En el caso de Bombay, Barcelona o Montreal, los festejos estarán limitados por los toques de queda impuestos, en algunos casos desde antes incluso de medianoche.
A contramano de las cancelaciones y restricciones, Sudáfrica, donde se detectó a finales de noviembre la nueva variante, decidió levantar el toque de queda justo antes de Año Nuevo, tras dar por superado el pico de contagios causado por ómicron.
"Nuestra esperanza es que esta medida se mantenga", dijo el viernes a la Presidencia el ministro Mondli Gungubele. El uso de barbijos seguirá siendo obligatorio en los espacios públicos y las reuniones continuarán limitadas a 1.000 personas en interiores y 2.000 en exteriores.
